Revista Libros

Nadir

Por Clochard

Nadir He estado allí donde el hombre es barro.
He estado allí en el plano posible más bajo.

He estado allí donde las uñas

desahucian vencidas humilladas la carne
contagiadas del tumor de la tierra.
He estado en los ojos del vampiro deforme
que golpea de madrugada los retrovisores.

He tejido mis vestidos con la piel de todo lo odiado

y me he pavoneado, Marilyn andrógina, 
sobre el seductor vapor de las cloacas.
He sujetado por el pelo a deidades no concebidas
que levantaban la barbilla relamiendo gozosas
ríos fugitivos de sangre blanca de sus bocas.

He estado allí donde el hombre es barro.

He estado allí en el plano posible más bajo.

He diseñado sogas a la medida exacta de mi pescuezo

con el cordón umbilical de la inquina.
He dirigido un travelling interminable por las trincheras
cavadas con mis dientes a través del vertedero.

He revendido mis manos y regalado el poco dinero

en callejones donde pinté puertas en muros orinados
como un prestidigitador adyacente a un truco olvidado.
He amanecido abrazado a brillantes excrementos
de soles que agonizan como héroes sacrificados.

He estado allí donde el hombre es barro.

He estado allí en el plano posible más bajo.

Y ni tan siquiera sé si sigo allí o he regresado.

Si he sobrevivido para jamás contarlo.

Tenlo en cuenta;
no se puede detener la infección
cuando se ama el veneno.
La adicción al fulgor te convierte en sombra.

He estado allí donde el hombre es barro.


He estado allí en el plano posible más bajo.

He bendecido la caída y el impacto

desde el holocausto cenital de tus bragas.

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