Nakama Sushi Bar, el restaurante japo-caribeño que triunfa en Chamberí

Una de las cosas que más he echado de menos durante este confinamiento ha sido salir a comer a un buen restaurante. A mi marido y a mi nos apasiona la gastronomía y descubrir nuevas propuestas foodie. Uno de los descubrimientos que hice antes de que todo esto pasara fue Nakama Sushi Bar, un restaurante que fusiona la cocina japonesa con toques mediterráneos y caribeños. Además, cuentan con una coctelería espectacular con la que puedes maridar los platos.

Este restaurante que tuvo su primera sede en las Rozas cuenta con un segundo local en el corazón del madrileño barrio de Chamberí (Calle Sagasta 23). Y ahí es precisamente donde fuimos a cenar. La carta está diseñada "desde un profundo respeto por las materias primeras, buscando siempre la máxima calidad y excelencia" explican los propietarios Roberto Martínez y Fernando Pages. La mezcla de la cultura japonesa, mediterránea y caribeña da lugar a platos tan apetitosos como el ceviche de pez espada con salsa de guayaba y aguacate o la tempura de boquerones en miso blanco. Una fusión que también está presente en su carta de vinos y sakes. Si lo prefieres, podrás disfrutar de uno de sus 18 cócteles.

Durante nuestra cena, disfrutamos de un Tokyo Mule, recomendación de la casa. Este cóctel es una interpretación del famoso Moscú Mule (hielo picado, zumo de lima, vodka, cerveza de jengibre, lima y hierbabuena) con un toque de vodka wasabi. Personalmente me pareció una pasada. Mientras disfrutábamos del cóctel nos pusieron una alita de pollo glaseada con berenjena en tempura. 

Y por fin llegó el tuno de disfrutar de uno de los sushis más ricos que he probado en mi vida. Empezamos abriendo boca con unos nakitos, unas bolitas de arroz con salmón y anguila crujiente. A esta delicia le siguió un ceviche de pez espada con cítricos y guayaba.

Además de la tradicional tempura de verduras, cuentan con una versión a base de langostinos "tigre negro" que estaba sencillamente espectacular. Le siguieron unos nigiris de salmón glaseado con mayonesa spicy. 



A estos suculentos platos le siguieron unos gunkan de toro a base de atún toro, cebollino y salsa de shiso, unos bugatti roll, unos yohan roll (rollitos de langostino en tempura con surimi y aguacate, terminados con un topping especial y atún flambeado) y un nigiri de vieira a la plancha. No hay nada que pueda gustarme más que las vieiras.


Como no habíamos comido ya bastante, el restaurante Nakama no quiso que nos fuéramos sin probar algunos de sus segundos platos. Por un lado un salmón asado con mantequilla blanca y ponzu, y por otro, un solomillo con espinacas a la crema de wasabi. Ambos estaban buenísimos aunque últimamente me decanto más por el pescado. Supongo que será la edad.


Por último y dejando de lado los clásicos helados que sirven en algunos japoneses tradicionales y poco más, tomamos un cremoso de cítricos con helado de jengibre y un arroz con leche y helado de wasabi. Quienes me conocen saben que el arroz con leche es una de mis pasiones. Este no tenía nada que ver con el tradicional pero estaba buenísimo.

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