Nala

Desde pequeña, siempre sentí debilidad por los perros. Alli donde hubiese uno, ya no tenía otro interés que estar con él. Año tras año, soñaba con ser yo una de esas afortunadas personas que contaban con uno más en su familia.Cuando conocí a Nala, supe lo que es hacer un sueño realidad. Era una pequeña bola de apenas un mes y ya apuntaba maneras. De entre sus nueve hermanos era la más guerrera (y también la más protestona). Fue un absoluto flechazo. El día de Reyes de 2011 se la regalé en una cajita a mi hijo y, hoy, es una parte fundamental de nuestras vidas. No digo que no sea una responsabilidad, que no tenga sus inconvenientes pero ¿acaso no los tenemos nosotros también? Es mi compañera. Ya no me imagino sin ella. Sólo tengo que mirar sus ojos profundos y sinceros para sentirme bien al momento. Es buena, cariñosa, juguetona, un poco loca y, sobre todo, leal.Quiero compartir miles de momentos a su lado, no desperdiciar ni tan solo uno porque cada minuto juntas, para mi, es un regalo. Sé que la entrada de hoy nada tiene que ver con la temática del blog pero me apetecía compartir con vosotras una parte importantísima de mi. Y es ella. Nala te quiero. Y tú sabes por qué.........
El día que llegó....
Nala