Revista Cine

NAM nº 2

Publicado el 21 febrero 2012 por Juancarbar

El segundo tomo de Nam ya ha salido y con él queda en evidencia la mala decisión editorial de incluir sólo 10 grapas por tomo cuando los guiones se estructuran en ciclos de 12. La lectura no queda orgánica y uno se pregunta por qué en época en que los tomos de cómis son más gordos aquí Panini va de tímida.

NAM nº 2

Así pues, los 3 primeros números del tomo concluyen la trama del tomo anterior cerrándose así un ciclo. El gran dibujante M. Golden, uno de los mejores dibujantes de cómic americano y también uno de los menos prolijos, deja la serie a la par que su prota es licenciado del ejército. Fue sustituido por Van Sant, elegido por ser un experto en la Legión Extranjera Francesa (que CV más raro para que te publique Marvel ¿no?). Un dibujante malo, aunque dotado para las máquinas, que al lado del recuerdo de Golden queda peor de lo que es por lo que se le puso rápidamente como entintador a G. Isherwood, quien le acompañó desde entonces. Este consiguió dar más volumen, presencia y realismo a sus dibujos con lo que logró algo que se deja ver, pero que ni ahora ni entonces puede catalogarse de bueno, como mucho de competente. En fin, una diferencia estilísticamente más que notable pero con continuidad ya que ninguno de los dos puso jamás onomatopeyas. Lo que no me gusta y creo que un cómic bélico es un error. Vietnam vivió una guerra muy ruidosa. En casi todos los enfrentamientos en seguida se armaba un gran estruendo gracias a las armas automáticas disparadas como si las balas fuesen infinitas, a las explosiones y a los rotores de los helicópteros. De modo que este aspecto de los combates, que los hacía aún más ominosos, desorientadores e impresionantes, se pierde lo que, en alguna medida, agua al cómic.

En el cuarto número inicia la serie un nuevo ciclo. Debido a que los soldados sólo servían un año (salvo que se reengachasen), de los personajes del principio apenas queda alguno, por lo que Murray opta por no dar protagonismo a ninguno y por abrir el abanico de las historias. Así, vemos de vez en cuando lo que pasaba por entonces en EE.UU. (oposición a la guerra y desprecio y odio por los que habían combatido allí), a un oficial tiránico (en la cole los oficiales no salen muy bien parados, un típico recurso de las crónicas bélicas en las que se presenta a los soldados como buenos y a los oficiales como malos responsables de todas las órdenes nefastas y por ende, de lo malo de la guerra), qué hacía la aviación, el trabajo de las enfermeras, la vida de los prisioneros americanos, lo que hacían las tropas especiales e, incluso, lo que hacían los vietnamitas, que ya empiezan a ser retratados como humanos. Como personas que luchan por lo que creen que es lo mejor para su país, valientes (hasta lo suicida), tenaces e ingeniosos y no crueles y tiránicos porque no son estadounidenses. De este modo la Guerra de Vietnam aparece como una guerra que tapa una guerra civil. Este nuevo ciclo transciende este tomo y cubrirá casi todo el siguiente.

Así pues este segundo tomo presenta un gran bajón respecto al primero. El dibujo empeora muchísimo y las historias se hacen más impersonales de modo que la serie se hace árida. El dibujo malo y el aire documental hacen que la lectura sólo sea interesante para aquellos aficionados a la Historia Militar Moderna o al Cómic Bélico ya ue ahora el Conflicto de Vietnam se presenta de forma más completa al no estar supeditado a los avatares de un protagonista. Así pues es ahora cuando la serie hace honor al título perdiendo valor como historia pero ganándola como documento.

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