La mejor época para visitar el Ethosa National Park es en octubre, incluso noviembre pues es en la época seca cuando los animales con la falta de agua se acercan en manadas a las charcas artificiales para que puedan abastecerse, pues esta zona quedó muy seca, después de casi seis años sin lluvia.
Nos adentramos al parque una vez pagados los permisos y comenzamos a ver cebras, avestruces, gacelas, ñús, rinocerontes negros...
Circular por el parque está permitido desde que sale el sol hasta que se pone.
Nos dirigimos a la charca donde se encuentran elefantes, es apasionante verlos haciendo el ritual del baño, hay varios y mientras unos se retozan en el barro para depurarse de insectos, otros se bañan y con sus trompas se duchan. Cerca de ellos hay alguna avestruz y algún pajarillo.
En otra de las pozas que encontramos vemos a varios antílopes u oryx, estos animales aparecen como símbolo en el escudo de la nación. Son preciosos.
Un poco más allá vemos a un león descansando bajo un árbol y al otro lado de la poza unos cuantas gacelas que tímidamente se acercan a beber con sigilo y sin bajar la guardia para no despertar al Rey de la selva.
Vemos un poco avanzando con el 4x4 a unas jirafas comiendo de las acacias, alargando sus cuellos de forma elegante para alcanzar las hojas de las copas de estos árboles.
Ya cae el atardecer, observamos cerca a dos leonas con sus cachorros. Es un precioso entorno pues se refleja el sol en el agua cristalina y es todo más verde. Las leonas alternan los juegos con sus crías y se lavan, se lamen y me parece la estampa más hermosa del día.
Llegamos a nuestro alojamiento, el Halali Camp para asignarnos la habitación, ver la puesta de sol, cenar y seguir viendo animales por la noche en la propia poza del campamento...