“Esta canción representa el reconocimiento de la deuda histórica que todos tenemos con los pueblos originarios de América Latina.
El desamparo, tan presente en todos los ámbitos de la vida latinoamericana, se ceba en los colectivos más débiles, más marginados: los indígenas.
Ellos fueron los pioneros de la moderna disidencia altermundista, en el cuestionamiento del modelo económico y social que regula este mundo globalizado.
Haciendo referencia al pueblo mapuche del cono sur, a los pueblos quechua y aymara, al pueblo maya lacandón, la canción trata de mecer el sueño de un niño indígena… porque ese sueño custodia su futuro, nuestro futuro, puesto que el respeto a los derechos y a la tradición de los pueblos originario representará un avance en la lucha por la dignidad de todos los seres humanos”
(Ismael Serrano)