Nando, in memoriam

Nando, in memoriam

A veces la belleza no basta. Para retener la vida hace falta algo más. Y todavía no sé muy bien qué es

Nando ha preferido irse. Y no digo nada. Nada más que esto que digo aquí.  Porque este último tiempo lo Todopoderoso ha hecho marchar algunos amigos y algunos y algunas pacientes realmente queridos. Y no he dicho nada. Otros lo han hecho por mí. Pero de Fernando, con tu permiso Nando, voy a decir

Has preferido irte. El dolor y la oscuridad quizás no te permitieron otra opción. Y nadie puede opinar sobre tu decisión. Pero duele al alma. Los que hemos trabajado en MasCarbó apreciamos tus manos calladas en cada rincón,  aquí o allá. Desde el principio,  todos estos años,  bastantes para quererte, siempre que volvíamos habías añadido algo a la construcción. La última vez que te vi me contaste algunos planes pendientes. Pero estabas jodido, triste y desorientado. Y no te pude ayudar. No supe. Creí que el tiempo y la belleza bastarían. Lo siento con amargura

Tus efusivos abrazos, tus fideuás, tus trucos, tus herramientas y tu afabilidad. Eso me diste. Eso te dio un lugar en mi lugar. En la memoria de la que estoy hecho, aquí, en esta misteriosa dimensión del universo. En esta memoria estás. Y no sabiendo nada de ti, te llevaba en mí. Y aquí te tengo. El retal que me diste de tu alma ya está en mi cielo y ahí te guardo con gran cariño

La vida, como un columpio, pende siempre de 2 hilos. El hilo del gran Alma que nos trae y nos sostiene hasta que cumplimos el designio secreto que se nos ha encomendado, gracias a la Gracia. Y el hilo de nuestra voluntad de Ser que nos permite crecer y cambiar en el espacio-tiempo de la existencia, gracias a la conciencia que seamos capaces de desarrollar. Es preciso atenderlos y cuidarlos porque cualquiera de los dos puede ceder en cualquier momento

Pero no estamos solos. El hilo del gran Alma nos proporciona maceta familiar en la que nacer y ejercitarse a estar en este mundo. Con la voluntad de Ser tejemos una red de vínculos, de amistades y estimas. Nos acompañamos y aprendemos unos de otros en lo que es vivir. Y vamos invirtiendo amor en estos vínculos y nos vamos queriendo

Por eso el desgarro de estos vínculos duele al alma y a la trama entera. Por eso y para que este desgarro cicatrice, es preciso honrar la marcha de cualquier ser querido, sea ésta como sea. Desde aquí quiero honrar tu marcha, Fernando. Allá donde te encuentres que puedas estar en paz y hayas logrado liberarte de la pesadilla en la que te enredaste, tanto como para romper la baraja y salirte del juego

Lo siento con amargura. Que descanses amigo. Hasta la vista

Ramón Ballester