NANN, Reinaldo Me llaman Los Andes. Biografía de Monseñor Federico Kaiser, primer obispo de Caravelí(1903-1993) (Caravelí, 2020, 103 pp)
Lo he leído de un tirón y con el mayor gusto. Nada de florituras, va al grano y nos deja gozo en el alma y ganas de imitar la lograda vida del biografiado, nuevo siervo de Dios y antecesor suyo en el obispado de Caravelí, Monseñor Federico Kaiser. En la "Introducción" su autor nos comparte cómo desde que llegó a la prelatura en el 2017 se sintió "atraído y fascinado por su persona y ejemplo" y aprovechó el tiempo del covid 19 para escribir esta sencilla pero honda y completa semblanza.
Divide la obra en siete partes, veintidós capítulos y un anexo bibliográfico "literatura e informaciones".
La primera se refiere a su patria chica, Duelmen (1903-1919), presentándonos en el capítulo primero a su familia, su niñez y juventud, en un ambiente netamente católico.
Se nos comparte una singular anécdota a través del informe de un Neurólogo de 1925, que le retrata de cuerpo entero al hablar de su carácter:
"sus dolencias no han desaparecido del todo… su testarudez debe tener una causa nerviosa… ciertas naturalezas como estas hay que doblar, pero nunca quebrantar". La gente de la región de Münster tiene carácter fuerte, son fieles, no cambian sus opiniones fácilmente. Muchos años más tarde, cuando en su tierra le preguntan cómo pudo haber aguantado tantas adversidades en el Perú, él contesta así: "un testarudo de Münster no se rinde". No ve esta testarudez como algo negativo sino como un sinónimo de perseverancia y capacidad de aguante.
La segunda se refiere a Hiltrop ( 1919-1938) y su vinculación con los Misioneros del Sagrado Corazón, los años de seminario, su ordenación sacerdotal y sus primeros años como sacerdote en los tiempos nada fáciles del nazismo y Hitler.
La tercera parte se centra en la misión de Lima (1939-1957), narrándonos las dificultades del mes y medio a merced de las olas por el océano, aprovechando para aprender el español, los difíciles momentos de su llegada al Perú, sufriendo la muerte de su compañero el P. Guillermo Vogel. En 1940 brindó su servicio pastoral en el seminario de Huánuco y luego en la parroquia de Surco de Lima. Fue, meses después, ejerciendo como vicario de la parroquia de La Merced de Ica, cuando recibió una voz que será decisiva en su futura misión. Lo cuenta el propio P. Federico: "Delante de mí veo a aquella mujer de Ica, en la costa…Por ella me llegó pro primera vez este llamado urgente de estas montañas. Se había confesado como cada semana. Después la vi nuevamente en el templo llorando fuerte. La pregunté por qué lloraba. Allí vino el lamento: "Yo soy de arriba, de la sierra. Sólo estaba estos dos meses de verano aquí en la costa. Aquí podía confesarme cada semana, podía ir a misa y comulgar cada día. Mañana tengo que subir otra vez. Allí arriba donde yo vivo no hay sacerdote. Y si me muero, me muero igual que los demás. Sin sacerdote, sin confesión, sin comunión, sin extremaunción" (p.27). Cuando vuelve a Lima apoya en las misiones del río Chillón, hoy Carabayllo, y por San Juan de Lurigancho. De este tiempo es la deliciosa anécdota "El Puente inexistente" donde narra la sencillez de la gente al cruzar el río Rímac, algo para él incomprensible y para lo que buscó caminando y caminando un "puente inexistente" (p.28). Al año siguiente, 1941 será rector de la nueva capilla de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Todo el capítulo se lo lleva su vida como párroco en San Felipe de 1944 a 1948. Más adelante funge como asesor de la Juventud Femenina de la Acción Católica, impulso el movimiento bíblico, enseña teología bíblica en el Instituto Riva Agüero de la PUC en 1953 y llega a ser confesor hasta de seis congregaciones femeninas. El capítulo 6 se refiere al llamado del Nuncio y la propuesta como prelado de Caravelí.
La parte cuarta , central del libro, con 11 capítulos, nos relata su acción como obispo prelado de Caravelí (1958-71); la llegada, las visitas pastorales, los sacerdotes, su rol como constructor, su participación en el Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellín, la religiosidad popular, el orden episcopal, su pastoral vocacional (sacerdotes, religiosas, laicos), catequesis, pastoral social, las Madres Misioneras Jesús Verbo y Víctima, sus últimos años como obispo en Caravelí.
La parte quinta se refiere a su vida en el Convento Cenáculo (1971-1993), padre y educador, su santa muerte.
La parte sexta se refiere a "su herencia: las misioneras de Jesús Verbo y Víctima, guerras de la fe, su espiritualidad (caridad penitente, docente y la alegría)
Parte séptima, camino a la beatificación. El proceso se abrió el 28 de septiembre del 2018.
Nuestro biógrafo, Monseñor Reinaldo Nann, actual obispo de Caravelí, no oculta su admiración por su predecesor: "¡Qué bonito sería saber que un santo vivió entre nosotros, caminó por nuestra tierra, nos dejó su ejemplo y enseñanzas y una comunidad religiosa que vive con entusiasmo su legado. Sus palabras y su ejemplo, que podemos estudiar en sus libros, nos pueden ayudar en nuestra vida hoy. Hacer la palabra de Dios como centro de nuestra vida. Buscar de estar siempre en comunión con la iglesia católica. Llevar el evangelio a los más pobres y abandonados con caridad y alegría. Necesitamos muchos más Federico Kaiser hoy día" p. 99
Gracias, Monseñor Reinaldo, ¡cuánto contenido, tan espiritual y entretenido! Y qué equilibrio en asuntos tan controvertidos como la Teología de la Liberación, la aplicación de Medellín, el problema de la pastoral conjunta de sacerdotes de la Prelatura frente a las Religiosas y cómo felizmente fue solucionado, el conjugar la tradición con el profetismo, la identidad y fidelidad con la creatividad y religiosidad popular. Se palpa que tanto el biografiado como el biógrafo son hijos de la Iglesia, Madre y Maestra.
José Antonio Benito