La modificación de las células T en los tratamientos de inmunoterapia se realiza
en el laboratorio. (Foto: Fotolia)
Con esa técnica se ahorran los pasos de cultivo in vitro, reduciendo así el
tiempo en el que se puede comenzar a tratar la enfermedad desde su diagnóstico.
Para los expertos, se trata de convertir el cuerpo del paciente en una especie
de ‘laboratorio de ingeniería genética’.
“Nunca he tenido cáncer, pero si me lo diagnosticasen querría empezar el
tratamiento lo antes posible”, añade Stephan. “Quiero que la inmunoterapia
celular sea una opción de tratamiento desde el mismo día del diagnóstico y que
sea capaz de realizarse en entornos cercanos a los pacientes”.
El equipo comprobó la eficacia de sus nanopartículas usando un modelo preclínico
de leucemia en ratones. Compararon su estrategia con el tratamiento con
quimioterapia y con inmunoterapia con células T reprogramadas en laboratorio.
Los resultados mostraron una mejora en la media de supervivencia de 58 días,
cuando la habitual se encuentra en dos semanas.
Sin embargo, aún tendrán que superar varios obstáculos para acercarse a las
pruebas en seres humanos. El equipo trabaja en nuevas estrategias para hacer que
el sistema sea seguro para las personas.
Además, los científicos colaboran con otros grupos de investigación del centro
Fred Hutchinson para usar este mismo modelo en el tratamiento de tumores
sólidos.
Los autores prevén otras aplicaciones para combatir otro tipo de enfermedades.
En teoría, las nanopartículas pueden modificarse para ayudar a pacientes cuyos
sistemas inmunes necesitan un impulso pero que no pueden esperar varios meses a
que una vacuna convencional haga ese efecto.
“Esperamos que pueda usarse en el tratamiento de enfermedades infecciosas como
la hepatitis o el sida”, concluye Stephan.
(Fuente: SINC)
Leído en NCyT
