Corría el año 1991 cuando se iniciaba la temporada 1991-1992 con un Real Madrid que llevaba una sequía importante de Títulos tanto a nivel de liga como a nivel de la propia Copa del Rey. El Real Madrid tenía una estructura sólida de jugadores nacionales pero una gestión errática con los jugadores internacionales. Habían abandonado el Madrid Carl Herrera y Satnley Roberts y habían llegado Mark Simpson y Ricky Brown. Nada parecía presagiar que viviríamos un momento mágico como el robo de Ricky Brown en la final de Nantes.
Todavía recuerdo ese día como si fuera ayer, ese momento en que se pasó de la decepción a la alegría máxima para los aficionados del Real Madrid que por desgracia no estaban acostumbrados en aquella época a muchas alegrías desde la marcha del Genio de Sibenik y el fallecimiento de Fernando Martín.
El Real Madrid había llegado a la final de Nantes tras superar las fases previas, la liguilla y el cruce nada sencillo con el Glaxo Verona. Por su parte el PAOK había hecho lo propio con sus rivales y en semifinales con el Smelt Olimpia.
El 17 de marzo de 1992 se citaron los Blancos y el PAOK para dilucidar el Campeón de la Recopa de 1992.
Como escenario el Palais des Sports de Beaulieu de la ciudad de Nantes
El partido llegó al final con un resultado muy apretado. Con Clifford Luyk en el banquillo el Madrid mandaba por tres puntos hasta que Prelevic con un triple de 8 metros delante Llorente empataba el partido a 63.
Restaban 8 segundos y el Real Madrid tenia la posesión.
Mark Simpson con 24 puntos recibía la falta personal del PAOK nada más sacar el balón y se citaba con el Tiro libre.
La elección de los griegos no parecía muy buena ya que Simpson llevaba 6 de 8 hasta aquel momento.
En aquella época todavía existía el 1 más 1 y Mark Simpson falló el primer tiro libre.
El pivot griego Panagiotis Fasoulas se hacía con el rebote con 6 segundos por jugar y entonces llegó el momento.
Tras el intento de pase de Fasoulas llegó el robo de Ricky Brown.
Tras un amago de vuelta a la defensa Brown intuyó el pase al base Bountouris y se anticipo cortando el pase en dos tiempos. Tras ese momento un tiro en suspensión desde el lateral superando al intimidador Fasolulas y había llegado la gloria.
Se pasó con el robo de Ricky Brown de la incertidumbre y la decepción a la felicidad plena.
Es lo que tiene el baloncesto esa capacidad de no dejarnos nunca de sorprender y en aquella ocasión nuevamente lo hizo.
Ricky Brown generó una explosión de alegría en el Real Madrid y en sus aficionados. Los últimos años de penitencia merecían un momento de aquellas características.
Pero que mejor que revivirlo...