Hola a todos:
Este es un post creado para comentar la novela Napoleón en Chamartín (Episodio Nacional 5) de don Benito Pérez Galdós, que varias personas estamos leyendo; por ello diseccionaremos todas las partes interesantes de la misma. Fin del aviso.
Y ahora, a comentar Napoleón en Chamartín.
Comenzaré diciendo que, por el título de este episodio, me había imaginado yo algo más de acción bélico-histórica similar a la que nos encontramos en el capítulo anterior, pero en esta mitad del libro al menos, la trama se centra en exclusiva en la parte ficticia de nuestro galán protagonista don Gabriel de Araceli, hijo de la duquesa del Lavatorio y del archiduque de las Hirvientes Breas. Y a mí ya sabéis que todo lo que concierne a Gabrielillo me place vivamente.
Un buen estratega es nuestro protagonista, al pegarse a la capa del mayorazquito don Diego, futuro esposo de Inés si Gabriel mismo no lo remedia, para así conocer de primera mano las cuitas a las que someten a la pobre muchacha, y todo sin levantar sospechas. Aunque sigue teniendo esa esencia de jovenzuelo iluso que tira piedras a la ventana del palacete donde está Inés; sigue siendo nuestro Gabrielillo.
Por otra parte, su apostura en esa batalla verbal con Amaranta y su inquebrantable moral hizo que me sintiera orgullosísima de él aunque, os confieso, también espero que pronto nos salga con alguna artimaña para liberar a Inés de su cautiverio. En todo caso, hay demasiadas personas involucradas en desvirtuar la situación sentimental del muchacho, y la cosa se nos pone interesante.
Sospecho que don Diego, que tanto juego y risas nos ha proporcioando, será uno de aquellos personajes cuya evolución mental y espiritual será inexistente, porque el pobre es igual de ingenuo que en el capítulo anterior. Sinceramente, se merece que la Zaina le deje desplumado. Y Amaranta ya está convencida de descartarlo como esposo de su hija/sobrina pero, ¿qué otro rufián tendrá en mente para casarla? Esta mujer me preocupa, chicos; no tiene escrúpulo ninguno.
Tomo prestadas las palabras de Loque al referirse al padre Salmón, personaje bastante importante en este episodio, y que parece contar con la confianza de todo aquel que le conoce, hasta el punto de intervenir en los asuntos privados de las grandes gentes. A mí me inquieta ese afán por sonsacar a Inés todo lo relativo a su amado. Y sigo citando a Loque al mencionar al Regidor Mañara, el don Juan español, por lo que se ve, que las trae a todas loquitas pero que también puede ser un espía del ejército napoleónico. ¡Qué intriga! (tanto por su fórmula secreta del amor, como por lo del espionaje).
Y mientras tanto, el mismísimo Emperador se nos acerca inexorable hasta Madrid y nosotros vamos a defender el fuerte con… quinientos soldados. Bueno, y también con unas cuantas mujeres de armas tomar:
-¿Qué hamos de querer? ¡Fusiles, piojo! ¿Te los han dado a ti y a tu batallón pa quitar telarañas? Vengan acá pronto, que nosotras también nos alistamos.
Yo, si fuera Napoleón, empezaría a temblar
¿Qué os está pareciendo esta primera mitad de Napoleón en Chamartín?