En esta entrada pasaremos a comentar la segunda mitad de Napoleón en Chamartín así que, si no has leído el libro y sigues leyendo, es por tu propia cuenta y riesgo, ya que se comentarán todos los detalles de este Quinto Episodio Nacional.
Empecemos.
Y llega el momento de la batalla. Casi toda España ha sido ya doblegada por Napoleón, que ha venido personalmente a imponer orden en un país que se le estaba rebelando. Y los preparativos de Gabriel y sus amigos, y de todo Madrid, sobrecogen una vez más:
…empecemos diciendo que en la noche del 1º de diciembre nos situamos allá, tan convencidos de que íbamos a ser atacados, que estuvimos largas horas sobre las armas, dispuestos a vender caras nuestras vidas.
Más algunos ya se habían vendido al francés, como es el caso de Mañara. ¡Me morí de indignación cuando la Zaina abrió los cartuchos llenos de arena! En mi edición comentada de Napoleón en Chamartín nos habla de este personaje, que era en realidad el marqués de Perales, del que se supone que había pactado la entrega de la Puerta de Toledo a los franceses, y que sí, tiene el mismo final narrado en este episodio.
-Gabriel, no lo creí -vociferó mi amigo, derramando lágrimas de coraje-; no creía que hubiera españoles capaces de semejante vileza. No, el que tal ha hecho no es español.
¿Pero acaso se aminalan los madrileños ante tales despropósitos? Claro que no. Sus ansias de victoria no menguaron ni un ápice, pero los hados vuelven a estar en su contra, puesto que los cañones de los que sus vidas dependían no tenían tan largo alcance como los que traía el enemigo.
Con su anteojo, su tosecilla, sus mugidos, sus golpes en la barriga, sus polvos de tabajo, sus delgadas y finas sonrisas, el ogro de Córcega nos estaba partiendo de medio a medio.
Mención de honor al Gran Capitán, que se despide de su mujer para llevar a cabo su última batalla contra el francés. Es uno de esos personajes inolvidables de Galdós.
Pero basta de derrotas, porque en este episodio hay, al menos, un rayo de luz. Y no es Napoleón visitando a primera hora de la mañana Madrid, no; se trata de que POR FIN Gabriel e Inés se reencuentran. Chicos, ¿de qué vale la promesa de evitar volver a ver a la persona que habita en tu corazón? No se puede separar al amor por la fuerza bruta impuesta por Amaranta. ¡Qué emocionante! ¿Os imagináis a la pobre Inés, retenida y engañada en contra de su voluntad y rezando por el alma de Gabrielillo, que no sabe si ha muerto o no, cuando el joven aparece en su mismísimo dormitorio?
Ohhh, y qué final. ¿Por qué, mi querido Gabriel, no pudiste escapar un poquito antes? Encadenado a Francia nos lo llevan, y con las ganas de leer el siguiente nos ha vuelto a dejar don Benito.
¿Os ha gustado este episodio?