Revista Historia

Napoleón y “el viejo del agua”de Madrid

Por Exprimehistorias

El ahuehuete es un árbol de una especie originaria de México que se conoce como Taxodium mucronatum. Este es el árbol Nacional de México, que recibió una condecoración en 1921 porque se puede encontrar en cualquier parte de ese país.

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Ahuehuete significa en azteca “viejo del agua”. Suelen vivir unos 500 años, aunque algunos ejemplares superan en mucho esta cifra como es el caso del árbol de Santa María de Tule en Oaxaca, México que se dice que tiene unos 2000 años. Su tronco mide 52 metros de perímetro y es el mas ancho del mundo.

También se puede encontrar el ahuehuete al sur de Texas, de Guatemala y algunos lugares de Estados Unidos. Se dice que estos árboles tienen cualidades sagradas.

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Ahuehuete del Parque del Retiro, Madrid, España

Es un árbol de una especie muy exótica, que tiene una particularidad y es que no pierde sus hojas todos los años sino solo algunas. En Madrid, España, hay un ejemplar en el Parque del Retiro que mide 30 metros, un diámetro de dos metros y tiene forma de candelabro. Tiene mas de diez troncos que salen de su base.

En 1975, aplicando el método de «Valoración por la Pérdida de Árboles Ornamentales» del ICONA, se valoró en 45 millones de pesetas  hoy 270.455.51 euros. El árbol está incluido en el Catálogo de Árboles Singulares de la Comunidad de Madrid desde 1992.

Tiene una circunferencia en la base de 6,40 m., que hace honor a su especie. Se trata del único ejemplar existente en el parque y en la ciudad (al menos de cierta envergadura). Si queremos contemplar otros, debemos desplazarnos a Aranjuez, y más concretamente a los Jardines del Príncipe. Allí podemos imaginar cómo sería un bosque de estos árboles. Es especialmente recomendable visitar los que se encuentran en el jardín Chinesco.

Es uno de las 255 especies en peligro de extinción de Fauna y flora de la Comunidad de Madrid. Los madrileños que lo conocen lo llaman el ciprés calvo porque es una de las pocas coníferas que pierden las hojas, pero estas no se caen en otoño, sino que se secan hasta la primavera.

La hoja, en forma de aguja, se mantiene en el árbol todo el año, aunque el color verdoso de la copa predomina en primavera y verano, tomando aspectos más cenicientos según van llegando los fríos y volviendo a reverdecer en primavera.

Las flores masculinas (formando largos racimos colgantes) y femeninas (más solitarias) aparecen entre marzo y abril y el fruto, una pequeña piña esférica, en octubre.

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Puerta de Felipe IV. Parque del Retiro, Madrid

Según Antonio López Lillo autor del libro “Árboles madrileños” este árbol lleva en el parque del Retiro desde 1630. Se encuentra dentro de los jardines del Parterre, a la izquierda de este y en el lado oeste cerca de la puerta de Felipe IV que está en la calle Alfonso XII frente al Casón del Buen Retiro, que es uno de los dos únicos edificios que han sobrevivido a la destrucción del palacio del Buen Retiro.

El Conde-Duque de Olivares mandó plantar varios ejemplares de árboles en 1633 y este ahuehuete fue uno de los primeros cuando se creó el parque del Retiro de Madrid para que paseara Felipe IV y su corte.

Cuentan  que lo trajo Cristóbal Colón después de uno de sus viajes a América. Una leyenda dice que lo nombra hijo del árbol del famoso Árbol de la Noche Triste que está en Popotla (México), donde Hernán Cortés lloró la masacre de las tropas españolas por los aztecas la noche del 30 de junio de 1520. Dicen que sus lágrimas dieron la forma al árbol.

El conquistador lloraría en la brumosa Noche Triste (1520), cuando los guerreros aztecas acabaron con la mitad del ejército español y la caída de Tenochtitlán parecía imposible. Cortés se replegaría en Tlaxcala y volvería a atacar la capital azteca hasta sitiarla.

Esa noche que fue decisiva, en el que hubo alianzas bajo las ramas del centenario ahuehuete, quedaron grabadas en el conquistador quien trajo a España varios ejemplares del árbol para no olvidar nunca esa fecha. El árbol de Moctezuma actualmente se ha secado, aunque se conservan sus restos rodeados de una valla.

La versión oficial cree plantaron el árbol de Madrid en 1633 y las historias que se han contado no pueden haber sido ciertas. Pero este dato se ha cuestionado por la existencia de otros árboles en Aranjuez, de mayor altura y anchura, que procedían de semillas traídas de América a finales del siglo XVIII se cree que por el obispo de Oaxaca.

Habrían sido estos árboles de Aranjuez los que sirvieron para diseminar sus semillas por otros lugares de España. Cuando se creó el Parterre a principios del siglo XVIII, se despejó toda la zona y se liberó de árboles y arbustos (incluso el precioso jardín Ochavado que existía) para trazar el nuevo espacio.

Era la forma en que se trabajaba (así se hizo en los jardines de la Granja y Aranjuez) y no parece que el árbol, de unos 80 años en ese momento, fuera respetado. Se cree  que el árbol fue plantado en el siglo XIX y seguramente durante el reinado de Isabel II.

El árbol tiene un cartel en el que se cuenta su historia. En él dice que fue uno de los pocos ejemplares que se salvó en la Guerra de la Independencia contra los franceses en el parque del Retiro.

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Necesitaban madera y usaron la de los árboles del parque del Retiro. El ejército francés disparó contra la ciudad y especialmente contra el Palacio del Buen Retiro. Fue diseñado por el arquitecto Alonso Carbonel  1590–1660 y construido por orden de Felipe IV como segunda residencia y lugar de recreo.

Se edificó en el límite oriental de la ciudad de Madrid. Hoy se conoce por los escasos vestigios que quedan de él y por sus jardines, que forman el Parque del Retiro.

Este palacio fue agujereado por los proyectiles y las explosiones. Destruyeron los jardines, cortaron árboles y abrieron zanjas para trincheras. Después todo el parque fue restaurado por Fernando VII.

La leyenda cuenta que los soldados de Napoleón instalaron entre las ramas de este gran árbol un cañón para poder disparar y estar a cubierto de ataques del enemigo.

En el siglo XX, la Guerra Civil española llegó a Madrid y trajo consigo frío y hambre. La mayoría de los árboles se talaron para calentar a la ciudad, que estaba sitiada por las tropas del General Franco. El ahuehuete no sólo sobrevivió a la necesidad de madera sino a las bombas que caían desde los aviones.

Al sabino (como también se les llama a los ahuehuetes) se le ha escrito poemas y dedicado sellos como patrimonio de la ciudad. En 1991 se instaló la valla que lo rodea para evitar la tentación de trepar a su copa para evitar el riesgo de caídas y que maltrataran al árbol.

“El árbol parece una catedral de ingentes columnas superpuestas, un Niágara de vegetación que desciende abrumadoramente hacia uno cuando levanta los ojos queriendo alcanzar toda la altura de su copa”, describe el escritor español Antonio Muñoz Molina. Este árbol pasa desapercibido entre el follaje del parque.

Hay otros ejemplares del «ciprés calvo» o «ciprés de los pantanos«, el Taxodium distichum de esta clase de árboles en la zona del estanque frente al Palacio de Cristal. Estos árboles sí que pierden las hojas todos los años y tienen un color rojizo en otoño.

En 2012 se plantaron hasta 10.000 árboles de boj para adecentar esta zona del Retiro, considerada como la más original del trazado natural del parque, en el primer tercio del siglo XVII. Sin embargo, después su trazado fue neoclásico, al gusto de Robert De Cotte, jardinero de referencia en el reinado del primer Borbón, Felipe V.

En marzo de 2016 se pidió que no siguiesen ejecutando unas obras para rehacer el riego de la zona que se creyó que ponían en peligro a este árbol de Madrid. La legislación de medioambiente prohíbe realizar todo tipo de obras en un perímetro menor a los 15 metros del lugar que ocupa este árbol tan particular.

Fuentes del parque destacan que las obras eran necesarias para la conservación del Parterre y que el gran ahuehuete no estuvo nunca en peligro.

Para seguir leyendo:

El Mirador de Madrid

ABC

Rutaspangea

Fotomadrid

La Razón

El País

BBC. Mundo


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