Dejo con estos comentarios unas notas de paso, más como un valor testimonial, que como una referencia a la actualidad. Es lo que tiene asistir a la última representación, cuando los ánimos están ya puestos en lo que va a deparar la propuesta de la nueva temporada.
El 31 de mayo fue la postrera cita con esta ópera que cerraba la presente temporada en Les Arts, en este caso en la sala Teatre Martín i Soler del complejo operístico, y tuve la suerte se asistir junto con unos amigos (siempre es un aliciente compartirlo con ellos), y digo suerte, porque Narciso de Domenico Scarlatti era una ópera, para mí, desconocida y carecía de referencias sonoras para apreciarla, o no, con anterioridad, y cuando esto sucede, es como comprar un décimo y esperar que algo te toque.
La ópera barroca, y toda la música de ese periodo, se ha convertido en una especialidad para directores, músicos e intérpretes. Orquestas, grupos musicales y cantantes hacen de la corriente historicista en esta música su seña de identidad.
En lo referente al apartado musical en la representación de esta ópera barroca hubo aciertos, por parte de la Orquestra de la Comunitat Valenciana, que sonó con calidad y con plena adaptación al estilio requerido, y por parte, sobre todo, del responsable de hacer que esto fuera así. El director Federico María Sardelli es un especialista, y ya ha dejado muestras de su valía en este mismo escenario en anteriores ocasiones, con dos obras de Vivaldi, "L´incoronazione di Dario" y "Juditha Triumphans".
En cuanto a los intérpretes vocales, son todos integrantes del Centre de Perfeccionament Plácido Domingo y... eso me hace suponer que están perfeccionando su técnica... Fue la parte menos remarcable en el cómputo final, y algo tiene que ver en esta apreciación el tema de la especialidad antes mencionado. Muy a su favor, recalcar su entrega, su esfuerzo y su implicación escénica, pero les faltó adecuación de estilo, a alguno más que a otros, y señalar que fueron mejorando a lo largo de la representación.
La motivación de estas propuestas que surgen bajo el amparo del Centre de Perfecionament es dar oportunidad a los nuevos cantantes, en su última etapa de formación, de adquirir experiencia sobre los escenarios, y la labor de conjunto y su valoración como tal, es algo a tener en cuenta en estos casos.
Los cinco personajes y sus intérpretes fueron:
Narciso Cristina alunno
Cefalo Lina Mendes
Aristeo Valentino Buzza
Eco Chiara Osella
Procri Federica Di Trapani
Hubo consenso, por los comentarios posteriores, en afirmar que la parte escénica fue un estimulante incentivo, para la sensación positiva que dejó el hecho de rescatar del olvido esta ópera de Domenico Scarlatti.
La fuente de inspiración para esta coproducción de Les Arts y el Festival de Música Antigua de Innsbruck, la obtuvo Davide Livermore, responsable de la escenografía y de la dirección escénica, de la obra cinematográfica de Wes Anderson "Gran Hotel Budapest". Una visión tragicómica de una época y de unos acontecimientos en la Europa de entreguerras. Livermore adapta esta misma visión tragicómica y estética de la película, para narrar y teatralizar este Narciso. El director consigue dar ritmo y vitalidad frente al caracter estático y de numeros cerrados que tienen las óperas barrocas. Recurre para ello a una direción teatral muy trabajada, con una acertada utilización de recuersos escénicos, y que logra una muy loable implicación de los cinco protagonistas vocales. Uno de estos recursos es la intervención de dos integrantes del Ballet de la Generalitad: Fátima Sanlés y Júlia Cambra. Las dos excelentes en sus papeles de botones-cupido y animadoras de la fiesta.
El ego a través del eco está en la trama, y el eco favorable desde Innsbruck, llegó por estos lares, cuando se presentó en el Festival de Música Antigua de dicha localidad el año pasado.
La escenografía creada por Livermore, el vestuario diseñado por Mariana Fracasso, la iluminación a cargo de Antonio Castro y la videcreación de D-Wok, son todo un acierto. Juntos han creado un espectáculo que deja en un segundo plano las opiniones divergentes sobre el valor musical de esta obra y su oportuna recuperación. A este respecto diré que en el segundo y tercer acto, es donde se encuentran los mejores atisbos de inspiración para hacer atractiva esta obra.
Como esta representación es todo un espectáculo visual, dejo por aquí dos muestras fotográficas más...
En esta inferior domina el color rojo... El amor propio es el tema de esta obra, pero también está el ajeno, correspondido o no, que con el tamiz de ser una ópera deviene en algo más intenso...
En esta última, que representa un mar bravío, se refuerza la intensidad de los sentimientos que toda ópera que se precie debe mostrar... y me sugiere esa sensación de aguas turbulentas por las que sigue navegando este Palau de Les Arts... hasta que llegue la calma y el nuevo trencadís lo cubra por completo...
La inminente actualidad tendrá su razón de ser el próximo día 3 de junio. Día en que se presenta en rueda de prensa la programación de la nueva temporada. Estaremos atentos...
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