Francisco Flores y Efraín Campo, sobrinos de Cilia Flores, comparecieron hoy en la corte de Manhattan
El caso lo lleva la Fiscalía Federal del distrito sur de Nueva York, a cargo de Preet Bharara, que ha destacado en los últimos meses por las causas por corrupción contra importantes políticos del estado de Nueva York.
La vista del jueves se produce después de que el pasado 4 de diciembre el juez autorizara a la defensa de los acusados el acceso a "determinadas grabaciones y comunicaciones electrónicas" utilizadas en la causa por la Fiscalía.
El magistrado ordenó poner a disposición de los acusados y de sus abogados estos materiales exclusivamente para montar la defensa y sin posibilidad de compartir las pruebas con personas no autorizadas.
Pero, asimismo, permitió a la Fiscalía proteger la identidad de una fuente confidencial que tuvo acceso a esos materiales.
Los dos familiares de Maduro están acusados de conspirar desde octubre pasado para exportar cocaína a Estados Unidos desde Honduras, en una cantidad que, según figura en el acta de acusación, era de al menos cinco kilos de cocaína y otros productos.
La audiencia de hoy jueves se llevaró a cabo a las 11:00 hora local, en los tribunales del distrito sur de Nueva York, en la isla de Manhattan.
Efraín Antonio Campo Flores y Franqui Francisco Flores de Freitas se declararon no culpables de los cargos de tráfico y distribución de drogas que se les imputan.
Ante el juez Paul Crotty en una audiencia a las 11:00 AM (16:00 GMT), Campo Flores, de 29 años, y Flores de Freitas, de 30, negaron los cargos por los que, de ser hallados culpables, podrían enfrentar una sentencia máxima de cadena perpetua.
Los acusados, que durante la audiencia de este jueves vestían uniformes azules de la prisión, fueron detenidos el 10 de noviembre en Puerto Príncipe, Haití, y trasladados a Nueva York por agentes de la Agencia Antidrogas de EE.UU. (DEA, por sus siglas en inglés), donde fueron imputados y quedaron bajo arresto sin derecho a fianza.
Campo Flores entró llorando al tribunal, según informaron agencias de noticias.
Durante la audiencia, los abogados de la defensa y la fiscalía discutieron brevemente la evidencia presentada por el segundo, que incluía horas de audio y video que supuestamente implican a los dos hombres en el delitos imputados.
La próxima audiencia se realizará el 29 de febrero.
A pesar de los dos aplazamientos que hubo de la vista, atribuidos a las negociaciones entre las partes para una aceptación de culpabilidad que reduzca la pena máxima de cadena perpetua, los dos jóvenes siguen sin cerrar un acuerdo. Se trata de algo atribuible a la resistencia de ambos a delatar a altos cargos chavistas implicados en el negocio de la droga, como los fiscales estadounidenses estarían buscando.
La noche previa la importante firma Patton Boggs, que había asumido la defensa de Efraín Campo, ahijado de Maduro y criado en su hogar, anunció que dejaba el caso. Todo indica que ese bufete de agobados y lobistas renunció a la defensa de Campo para no verse cuestionada por posible incumplimiento de la ley estadounidense, que exige demostrar la procedencia de los pagos recibidos por defender a acusados de narcotráfico.
Dada la estrecha relación de Patton Boggs y la petrolera venezolana PDVSA, especialmente a través de su filial estadounidense Citgo, a la que el despacho ha tenido muchas veces como cliente, existía la sospecha de que los fondos pagados para asumir el caso de Efraín Campo podían proceder de la compañía estatal o tener otro origen público. Patton Boggs, que pudo haber puesto un precio de un millón de dólares, habría comenzado a devolver ya parte del dinero.
Abogados de oficio
La complicación de los orígenes de los fondos para pagar abogados privados, dado también el origen ilícito de muchas fortunas chavistas, llevó a Efraían Campo a acogerse a un abogado de oficio, función que recayó en Kafahni Nkrumah. Eso mismo ya había hecho desde el principio su primo, a quien defiende otro abogado público, Vincent Southerland.
Al incorporarse a la defensa, Nkrumah solicitó al juez, Paul Crotty, un plazo de sesenta días para conocer toda la documentación del caso y examinar las pruebas presentadas, por lo que la vista terminó entonces y se puso como nueva fecha de audiencia el 29 de febrero.
Los dos jóvenes habían acudido al juzgado vestidos con el traje, un mono azul, que llevan en prisión. De acuerdo con testimonios de personas presentes en la sala, Efraín Campo llegó a llorar, mientras que su primo, también afectado, estuvo más sereno.
Entre juicios previos de Kafahni Nkrumah está el que se siguió contra los implicados en un plan para provocar un atentado en el aeropuerto JFK de Nueva York en 2007 mediante la explosión del sistema de grandes tuberías que conectan los tanques de depósito de fuel para los aviones. Los principales acusados fueron Russell Defreitas y Abdul Kadir, ambos originarios de Guyana. Nkrumah se encargó de la defensa del segundo. Ambos resultaron condenados a cadena perpetua, pena que también recibieron otros dos implicados.
Como en el caso de los Flores, el plan fue un cebo tendido por un confidente de las autoridades estadounidenses. La línea de defensa fue insistir en que los implicados eran estúpidos que se dejaron embaucar por el confidente. Las pruebas que este pudo reunir, en cualquier caso, fueron contundentes y el juez estableció cadena perpetua para los cuatro acusados.