El autor del libro El cisne negro, el impacto de lo altamente improbable, Nassim Taleb, vuelve a la carga en una nueva aparición pública al hilo del movimiento indignado estadounidense, Occupy Wall Street. Taleb aprovecha para retratar lo que en su opinión es el verdadero motivo de protesta: las retribuciones de los banqueros.
Según explica en esta entrevista a Bloomberg, las entidades no son transparentes a la hora de comunicar el estado de sus cuentas o la salud de sus carteras, por lo que la "única información valiosa" que transmiten acerca de lo que realmente ganan es "cuánto se pagan a sí mismos". "Hablar de los beneficios y los ingresos de los bancos es perder el tiempo. No sabes lo que tienen", afirma.
De esta forma, Taleb considera que el mensaje que parece que se está enviando al sector bancario estadounidense desde tiempos de Ronald Reagan es que cuando las entidades tienen beneficios pueden guardarlos y cuando registren números rojos, recibirán respaldo estatal. "Se les transfiere dinero, causan la crisis y luego se reparten bonus récord, esto no es racional".
En su opinión, los bancos que han sido ayudados con fondos públicos siguen comportándose como empresas privadas cuando "deberían haberse convertido en funcionarios" y trabajar por los contribuyentes que han contribuido a su pervivencia. "Sin nosotros, Goldman Sachs no existiría. Sin nuestro préstamo a AIG, no existiría... Se les está alargando la vida artificialmente".
Taleb considera que el sector bancario debería regirse por el Código de Hammurabi, que es la mejor regla de control del riesgo. Esto no supone el 'ojo por ojo', sino asumir las consecuencias de las acciones llevadas a cabo y reestablecer la simetría entre las remuneraciones y el trabajo realizado. "Los bancos esconden el riesgo, ganan dinero, pagan bonus... Pero si la cosa se colapsa, deben pagar el precio".
Su mensaje es claro, las compensaciones son el foco al que deben dirigirse las protestas ciudadanas como la de Occupy Wall Street.
Los bancos han estado pagando a sus directivos importantes compensaciones, a través de salarios y primas, mientras la gente se preocupa del gasto en Defensa... Ellos necesitan un mensaje claro. Mi miedo es que esta generación se dirija a una lucha de clases porque no ha entendido la naturaleza del problema al que nos enfrentamos en los últimos cuatro años"
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