Una de las películas más inteligentes de las dos últimas décadas muestra a una joven pareja de asesinos en serie a la que un presentador de televisión convierte en estrella de millones de espectadores.
Dirigida en 1994 por Oliver Stone, con guion de Quentin Tarantino, “Natural Born Killers”, titulada en España “Asesinos natos”, es ya un filme clásico que utiliza la violencia para satirizar a la televisión mostrando cómo hace adorables a terribles asesinos justificándolos con producto de su desgraciada infancia.
Si un presentador en busca de audiencia es capaz de tal hazaña con dos personas que matan como juego sexual, otros son capaces de lograr algo parecido fabricando líderes políticos.
La prueba: al menos dos canales de televisión españoles –bueno, uno es del neofacha italiano Berlusconi— promocionaron y crearon como líderes a gente dudosamente recomendable para aumentar su audiencia, como hacía el presentador de los killers.
Hemos visto monjas que elaboran eslóganes independentistas junto a fórmulas contra el cáncer y que ponen en peligro a la gente recomendándole que no se vacune.
Han convertido a un miembro de la Guardia de Franco, al ignaro Revilla, en gurú económico y nuevamente presidente cántabro, y a Pablo Manuel Iglesias Turrión y a Tania Sánchez en los “Natural Born Leaders” de España.
“Líderes natos” fabricados por la tele: uno es producto de la corruptela endogámica universitaria mutado en agitador en la línea Mussolini-Tsipras y la otra, aunque no se le haya querido probar, aprovechó aparentemente una concejalía para enriquecer a la famiglia.
Ambos se han erigido en representantes de los desfavorecidos, como la pareja de la película.
Estos “Natural Born Leaders” televisivos, depositarios de desgracias que nunca sufrieron, acarrean la rabia de sus fans televisivos contra los corruptos, esperando hacer caja y coger cacho tras relevarlos.
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