Revista Cultura y Ocio
"La primera vez que vi a Emma era una cálida mañana de septiembre. O , al menos, ésa fue la primera vez que fui consciente de verla. Es probable que me la hubiese cruzado muchas veces, que hubiera pasado por delante de ella en mi camino hacia el trabajo, una más entre las decenas de 'homeless' que atestaban las templadas calles de San Francisco.
Pero aquella mañana era diferente."
Así da comienzo Náufragos, la novela corta, relato, nouvelle- como gustéis- salida de la pluma da Susana Martín Gijón. Si no conocéis a la autora, o aunque la conozcáis, os invito a pasaros por la reseña (AQUÍ) que de otra novela suya, Más que cuerpos, hice en su momento. Náufragos y Más que cuerpos son obras bien distintas pero, al mismo tiempo, confluyen en varios puntos que marcan el estilo narrativo de la autora. Ambas pueden ser leídas, por ejemplo, como novelas negras, si nos dejamos llevar por sus vestiduras externas, pero encierran más, mucho más. Así, la sorprendente Náufragos alberga entre sus páginas temas tales como la desigualdad social, los malos tratos, la violencia, la locura, el desamparo aunque también podremos encontrar amistad, amor, solidaridad: la cara más dura de nuestra realidad templada al calor de cierta humanidad. La temática de fondo evidencian a las claras un profundo compromiso social por parte de la autora. Nuestra protagonista, cuya identidad no conoceremos hasta el final, sufre el varapalo de la pérdida de su puesto de trabajo. Y ese mismo día conoce a Emma, una indigente que, junto a su perro Tom, habita las calles de San Francisco. ¿Casual encuentro? Casi nada es casual aquí. El duro golpe de quedarse sin empleo es el detonante que gesta un cambio radical en su vida. Todo da un vuelco: sin horario, sin rutinas, sin estabilidad económica, con un futuro incierto frente a ella, con una perspectiva que, aún estando en el país de las oportunidades, se podría aproximar peligrosamente al destino de Emma. El duro momento que vive propicia ese encuentro. Y el encuentro se produce. Y en el bullicio de la gran ciudad, en una acera, en silencio, aparece Emma. Una vez que ha abandonado su entorno de confort, la narradora-protagonista atisba su mundo desde una inestable y vacilante cuerda floja y el precipicio se abre ente ella. Cuenta, sin embargo y por fortuna, con un asidero, Emma, que la ayudará a dar un nuevo sentido a su vida con la colaboración en un centro asistencial. Pero el carácter de Emma, hacia la que la narradora acabará sintiendo una reveladora "férrea empatía", llevará la relación que entre ellas se establece por derroteros insospechados. Susana Martín Gijón logra en apenas 90 paginas encajar a la perfección las piezas de este rompecabezas. Solo en la última página se sorprenderá el lector con una exacta y completa visión del enigma que supone la relación de ambas mujeres, una relación marcada por el carácter fuerte y dominante de Emma frente al más débil y de algún modo amedrentado de su nueva amiga, y de los crímenes que se van produciendo. La resolución de ese enigma, de esa partida a dos bandas, recuerda en cierto modo al estilo de Edith Wharton en sus novelas cortas, en las que- los lectores de esta gran autora americana recordarán- solo en las últimas páginas logra el lector comprender toda la historia con esa revelación final que obliga a un replanteamiento de lo leído previamente. Pero además de a Edith Wharton la lectura de Náufragos trae a la memoria El túnel, de Ernesto Sábato. La negativa visión que del mundo tiene Emma y su solución al problema trae reminiscencias y recuerda de algún modo el inicio de la confesión de Juan Pablo Castel del asesinato de María Iribarne. Náugrafos es una lectura de estilo cercano, sencillo pero cuidado, que alberga en sus palabras más de lo que inicialmente parece; las cosas no son lo que parecen, la realidad viene maquillada por un pasado del que se pretende escapar pero que inevitablemente vuelve. Leída como una novela de tonalidad negra, Náufragos es un turbador relato que cuenta una historia redonda en su desarrollo final, multidimensional y profunda en su planteamiento de fondo, y que deja al lector tras su vertiginosa lectura el poso reflexivo de una buena lectura, de una muy buena lectura.