Revista Deportes

Náufragos (II)

Por Marinero
DIA 0Después de una improvisada cena de cumpleaños que acabó siendo algo más que una simple cena (que desde aquí agradezco a mis compañeros), me puse a preparar el equipaje para el viaje. Dormí 3h y salimos hacia la estación de tren para dirigirnos a Bremen de donde saldría nuestro vuelo hacia la isla. Una vez en Bremen, fuimos a la parada de tranvía y empezamos a buscar cuál nos llevaba al aeropuerto pero no estaba muy clara la cosa. Entonces ví a una chica con una maleta de viaje y comenté "Vamos donde vaya ella".
Muchas veces hemos comentado que la costumbre de hablar en castellano en Alemania pensando en que nadie nos entiende es un error....y de hecho la chica sabía castellano y entre risas nos preguntó: "¿Dónde queréis ir?". Continuamos el camino con ella hacia el aeropuerto compartiendo historias y lidiando codo con codo con las clásicas pegas y requisitos de los aeropuertos.
Una vez aterrizado en la isla de “náufragos” nos juntamos con nuestro enlace local y de camino a casa vamos contemplando el paisaje: verdes acantilados, toda la costa bañada por un mar de un azul intenso, playas de arena negra, calas de rocas, palmeras, casas blancas, casa de colores….compra de víveres, cenita y a dormir. Me acuesto nervioso porque mañana va a ser mi primer baño en mes y medio desde aquel último baño en Bali antes del regreso a casa. Además, he estado con puntos y no sé cómo responderá la herida….cierro los ojos, en realidad todo lo anterior me da igual…los nervios son por las ansias…
DIA 1
Suena el despertador a las 7am, metemos algo de comida al cuerpo y salimos dirección Norte porque entraba swell del NO. Encontramos una derecha que rompía sobre una baja de piedra y con sólo dos personas en el agua así que nos pusimos el 3/2 y al agua. Muchos locales entran al agua sin traje pero yo aún la encuentro fría como para esos lujos, y más a primera hora. Quizás es por haber tenido a mi cuerpo mal acostumbrado al agua calentita de la ducha. Fue un baño de olas pequeñas y juguetonas que me sirvieron para quitar las telarañas. A la tarde cambiamos de spot a una playa más orientada al oeste y allí nos pegamos un baño con olas de más tamaño y buenas para maniobrar. Llegamos a casa reventados…mi cuerpo me dice “que está pasando” pero mi cabeza me dice “ya era hora”
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