Alexéi Navalni ha estado al borde de la muerte dos veces en un año. En agosto de 2020 fue envenenado por un supuesto agente nervioso administrado por el FSB, una de las agencias de inteligencia rusas. Comenzó a presentar síntomas en un vuelo desde la ciudad rusa de Tomsk a Moscú, y su rápido deterioro físico obligó a aterrizar de emergencia para ingresarle en un hospital. Tras permanecer en coma y después de meses de recuperación en Alemania decidió volver a Rusia en enero de 2021.
Nada más llegar a Moscú fue detenido por no respetar sus obligaciones en libertad condicional por una condena de 2014, sentencia que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en su momento consideró “arbitraria e injusta”. Navalni había faltado a las revisiones obligatorias durante su ingreso en el hospital de Berlín. En febrero de 2021, en un proceso políticamente condicionado, se le sentenció a dos años y medio de cárcel y fue trasladado a una colonia penal. Allí, tras denunciar tratos inhumanos, Navalni comenzó una huelga de hambre que de nuevo puso en riesgo su vida y que solo decidió abandonar a finales de abril, a recomendación de sus propios médicos y cuando las autoridades cedieron en algunas d...
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