Navarro bota la pelota ante Diamantidis -EFE.
Inmersa por fin en los cruces, España ya no tiene nada que ver con la selección imprecisa y débil mentalmente que decepcionó en la primera fase, en la que encontró gracias a Nueva Zelanda lo que la FIBA no le había permitido desde el principio por no hacer cabezas de serie: una vía para no toparse con Estados Unidos hasta la final. Scariolo hablaba de “buenas sensaciones” y la observación quedó plasmada ya en la puesta en escena, cuando la selección tomó aire y se recompuso del 2-6 con Zisis y Spanoulis mareando a la defensa en un buen ejercicio de Navarro y Garbajosa, precisamente los que eran duda para el partido, empataron a 6. Por entonces Marc Gasol ya le había dejado claras las cosas a Schortsanitis ganándole el salto inicial y colocándole dos gorros antes de anotar con un gran reverso para poner a España por primera vez por delante (8-7 a los 4m 05s). Fueron los mejores instantes de un Gasol poco preciso y que acabó con cuatro puntos.
Suman los recambios
Los cambios y rotaciones no pusieron en duda el papel de los suplentes como hasta ahora ante Francia y Lituania, sino que reforzó su cometido. Los de la segunda unidad fueron entrando, uno a uno, cuando España había cedido 11-17 por despistes y con Grecia jugando transiciones rápidas, justo lo que le gusta a la selección, maniatada entonces por Diamantidis, que había anulado a Ricky, pero sufrió ante Raül López, que cuajó sus mejores minutos del campeonato manejando el tempo. Mumbrú anotó un triple nada más salir, como Llull, Reyes cogió dos rebotes seguidos de los tres que el grupo de Scariolo capturó en el primer cuarto, cerrado con 22-19 y siete anotadores españoles. La gran noticia era ver las prestaciones y la seguridad de la segunda unidad, antes alicaída y frágil, ahora poderosa y convencida. Tanto que Grecia, ya dirigida con Ricky, metió cinco puntos en siete minutos, pero en poco más de minuto y medio sumó uno más y se puso sólo uno por debajo (28-27 a los 15m 56s) con los primeros puntos de Baby Shaq, Schortsanitis, de quien siempre se espera más, pero que funciona como los impuntuales: resulta perdedor en la lucha contra el tiempo. Su físico no le permite dar lo mejor de sí durante demasiados minutos.
Primeros tiros libres
También le costó lo indecible a España lanzar sus primeros tiros libres, en concreto 18m 26s y los convirtió Rudy para estrenar su casillero anotador. Pero el jugador más acertado del momento en la selección no es otro que Fran Vázquez, una mina en el cometido del rebote y que lleva un acierto en el tiro de dos espectacular en sus últimos tres encuentros: 7/7 ante Nueva Zelanda, 6/6 contra Canadá y 3/5 ante Grecia.
No empezó nada bien España en la segunda parte y cedió un parcial de 0-7 con el que el conjunto de Kazlauskas volvió a poner por delante (37-38). Un huracán que Scariolo, claro y a diferencia de otras ocasiones, intentó cortar con un tiempo muerto. Pero sus instrucciones o no fueron las adecuadas o no calaron en sus jugadores, incapaces de frenar la hiperactividad desde la línea de tres como en los dos primeros cuartos. Dos triples de Fotsis y otros dos de Diamantidis dejaron a España tocada (45-47). Una situación salvada con el acicate fue la 2-3, la defensa zonal que ya había utilizado esa defensa en el segundo cuarto y que fue un muro demasiado grande para Grecia. Y, de nuevo, con el protagonismo de los recambios: Llull, López y Reyes, que habían entrado por Navarro, Ricky y Garbajosa. Un triple de Rudy, una entrada de Raül y una canasta de palomero de Llull cerraron el tercer cuarto (52-51).
Schortsanitis y Spanoulis
Con Reyes y Vázquez como pívots, España creció en el rebote y Llull puso la velocidad y el oportunismo. Ésta debe ser la clave del equipo, que ya no se note quién esté en la pista. La segunda unidad siguió marcando la pauta, pese a su bajón anotador y el ascendente de Schortsanitis. Surgió Rudy con un triple y volvió a la pista Navarro, otro desatascador oficial. El alero de Portland le sacó la tercera personal a Diamantidis y metió dos de los tres tiros libres (63-57 a 4m 04s) y una contra de Navarro (65-57) a 3m 20 gracias a un robo a Zisis de Ricky, recuperado. Vázquez le sacó la cuarta a Diamantidis, pero falló los dos tiros libres. Como Reyes después, en pleno monólogo de Schortsanitis y del infatigable Spanoulis, especialista en aparecer en los momentos precisos y con una frialdad y seguridad que impresionan.
La selección sufría en el rebote ofensivo y Baby Shaq convertía el fallo de su compañero Spanoulis desde la línea de personal en un dos más uno, aunque fallase el adicional. Sería el propio Spanoulis quien pusiese el 72-68 a 1m 02, con España ya en individual. Navarro no falló sus tiros libres (6/6) ni los que vinieron de la quinta de Spanoulis. Sólo había tiempo para una extravagancia. Y Kazlauskas aprovechó para hacer entrar por primera vez a Printezis, el exponente de la repercusión del banquillo griego ante una España tan coral. En el Sinan Erdem Done de Estambul se llevó a cabo una terapia de grupo con Navarro como finalizador y con una sintonía perfecta para el momento que vive el Mundial: It’s my life, de Bon Jovi. Un tema con una sentencia que podría convertirse en el lema para cualquier eliminatoria de cualquier deporte: It’s now or never, ahora o nunca. España ya lo sabe y ha dado su primer paso: recordar quién es y cómo ha alcanzado sus éxitos. Con el grupo como referencia.
España (22+15+15+28) 80: Rudy (14), Ricky Rubio (6), Navarro (22), Garbajosa (5) y Gasol (4) -equipo inicial-, Llull (9), Reyes (6), Raúl (5), Vázquez (6) y Mumbrú (3). Grecia (19+12+20+21) 72: Zisis (16), Spanoulis (12), Fotsis (12), Diamantidis (16) y Schortsanitis (13) -equipo inicial-, Bourousis (2), Calathes (1), Printezis, Perperoglou y Tsartsaris.