Le apodan desde hace tiempo 'la calle del sonido' pero es precisamente a través de sus silencios como la Calle Barquillo me ha ido seduciendo hasta convertirse en una de mis predilectas de todo Madrid. Los fines de semana, aprovecho para pasearla sin tráfico, ni personas, con una gran mayoría de sus comercios cerrados. Así puedo intimar con ella, la disfruto más. En este mudo contexto, los sentidos se agudizan y es mucho más sencillo dar caza a inesperados secretos.
Pocas calles de la Villa pueden presumir de tener a ambos extremos dos puntos de interés a la vez tan opuestos como le ocurre a la Calle del Barquillo. Ésta inicia precisamente al amparo de la Calle de Alcalá con uno de los chaflanes más fotografiados de Madrid. El actual Instituto Cervantes (originalmente Banco Español del Río de la Plata) es fruto del gran legado de Antonio Palacios, se construyó entre 1910 y 1918 y las cuatro enormes cariátides que escoltan su puerta llevan acaparando elogios casi un siglo.
Una majestuosa y elegante presencia que contrasta con la humilde construcción que se levantó en el mismo final de la Calle Barquillo junto a la Calle Fernando VI, aunque una y otra no llegaron a convivir. Seguramente fue la casa comunal más bulliciosa y follonera de Madrid, la que motivó un dicho que hoy todos usamos y alguna vez hemos escuchado: la casa de Tócame Roque. En ella eran continuos los alborotos y jaranas. Una corrala habitada por algo más de 70 familias y en cuyos bajos se ubicó durante mucho tiempo una herrería. Raro era el día en el que las autoridades no se tenían que acercar a ella a poner algo de orden. Sin embargo, esta casa de los líos castiza pasó a la historia por el confrontamiento de dos hermanos, Juan y Roque, por una herencia familiar. Los gritos entre uno y otro de " Tócame a mí Juan", " No, tócame a mi Roque", eran escuchados y cotilleados por el resto de los vecinos. En aquellas indiscretas casas, de finas paredes no había espacio para las intimidades y pronto, esta disputa familiar bautizó a la corrala como 'La Casa de Tócame Roque'. Un dicho que ahora se utiliza para referirse a cualquier situación de jaleo o revuelo. El mismo que siguieron practicando sus vecinos hasta que, por acumulación de impagos y demás, fueron siendo desalojados de sus casas por las autoridades hasta que, esta alocada corrala, fue derribada a mediados de septiembre de 1850. Otro día prometo hacer una entrada más profunda y extensa sobre esta vivienda.
La difunta casa de Tócame Roque y el Instituto Cervantes no son los únicos ilustres vecinos de esta calle de aire sibarita y acomodado. Paseando por ella nos alegraremos la vista con la Plaza del Rey o con el decimonónico Teatro Infanta Isabel. Sus tiendas de equipos de música e iluminación hace décadas le valieron el sobrenombre de 'La Calle del Sonido'. Hoy muchos de aquellos comercios se han ido sustituyendo por refinadas tiendas de moda, coquetos restaurantes como La Candelita o el sabroso Tuk-tuk y cafeterías de postal. Una renovación, especialmente visible en su último tercio, cuando nuestros pasos se aproximan a una de las zonas más trendys de la capital, el conocido como Barrio de las Salesas. Basta con asomarse a los salones del refinado Hotel Only You, fácilmente reconocible por los enormes jarrones que engalan su puerta, para intuir la actitud de esta notable calle.
Ya en el Siglo XIX comerciantes y banqueros instalaron en este trazado sus viviendas pero no todo fueron cómodas y pomposas estancias. En la Calle del Barquillo, esquina con Almirante, hay que recordar que estuvo un pequeño presidio con talleres para medio millar de presos. Antes de eso, en una de sus aceras abrió una fábrica de sombreros de gran reputación que más tarde se trasladó a la vecina Montera. La transformación de su vecindario ha sido muy llamativa con el paso de los siglos, de aquellos humildes chisperos se ha ido tornando a una notable clase pudiente que ahora disfruta, de las bondades, servicios e historia de una de las calles más interesantes, en todos los sentidos, de la capital.
Fotos de la entrada: Del proio autor, Memoriamágica, Mirador Madrid, Hotel Only You