Cosas de la Red, en cinco días he pasado de lo virtual a lo explícito, a lo real, gracias a Manuel Guisande. Un blog que sigo reblogueó un artículo de otro blog, de esos que suponen, para mí, un descubrimiento. Voy a su sitio y hago un comentario sobre la entrada y su autor me pregunta, por e-mail, que cómo he llegado hasta su bitácora, más que nada porque está haciendo un seguimiento del posicionamiento y tal y tal. Breve intercambio de emilios. Sigo leyendo entradas de su blog y me encuentro una con esta: Más de 30 creativos surcarán el río Mandeo haciendo obras en un barco.
Y le comento, ¡Qué envidia! Pues mira, lo mismo me doy una vuelta por ahí (no tengo niños, bueno, sí, pero son mayores y están fuera) Vivo en Pontedeume, ¿Recogeréis la experiencia en alguna revista, medio o lo que sea? ¡Que disfrutes! (lo de los niños tiene su fundamento, ver dicha entrada).
El responde, Hola Icástico: Te envié un correo por eso de la sana “envidia”, que tiene solución ;-) En el correo me pone: Una cuestión hombre de Dios, :D, que tampoco vas a venir a pasear y vernos…me dolería en el alma y contraalma :D Si haces algo creativo… te apunto. Te paso las condiciones del viaje en un documento adjunto. Tú me dirás.
Las condiciones eran muy sensatas y le dije que me encantaría pero que el “nivel” me abruma, soy aprendiz de muchas cosas, venido a más con ayuda de mi curiosidad, pero artista artista aun no, y sospecho que va para largo. Que a lo máximo que podría llegar mi contribución era a tomar apuntes y escribir un post sobre el encuentro, personajes, sensaciones…y para el carro.
Responde: Te abruma… como te va abrumar si va a hacer sol…. no jodas, si hay gente de todo, profesionales, aficionados…bo Salgo para LC (La Coruña) a la radio, llámame a (número móvil) y te vienes con un par. YO TE ESPERO, con lo cual tienes que venir ;) y escribes tus cosas, te presento a gente.. si el arte es muy sencillo, Me gusta o no me gusta (“bo” es una expresión muy gallega que requeriría una entrada específica, pero, resumiendo, vale para todo según el contexto…no seas tonto, no digas tonterías, quita de ahí, no jodas, etc).
Siguiente correo de Manuel…Pero quierellamarmarrrrrr, y otro más tarde…Llama. Llamé, y quedamos. Así es este tipo (espero que no le moleste lo contado hasta ahora).
El sábado, día 7, llegué una hora antes para ubicarme, y de paso compré un par de sus obras, Al fondo a la derecha, y En tu línea, que está ya medio fagocitado, muy a mi pesar, pero como va de carreteras (fotazas), con sus líneas, sus poemas, pero sin Guardia Civil, pisé a fondo y me estrellé contra la emoción.
Como cuenta Guisande en su imprescindible y divertida crónica, todo funcionó como un reloj. Soy puntual por naturaleza – y por las collejas de mi padre para inculcarme la disciplina – pero el hecho de que to cristo llegara a la hora (30 personas) me acojonó tanto, por lo inusual, que pensé que Guisande, excelente en tantas facetas, lo era también en la de tipo duro que cumple sus amenazas, y la de esta ocasión consistía en ahogar a toda persona convocada al evento que llegara tarde al embarcadero, ¡si no de qué tanto rigor!, no somos, como él pensó viendo la sincronía, ni suizos ni alemanes, ¡hasta uno de estos podría creer que estaba en su país! Pero no, estábamos en la preciosa villa de Betanzos, antigua capital de Galicia, de cuando tenía siete provincias, dispuestos a navegar el río Mandeo. Mejor dicho, a navegart, porque la barcaza iba plagada de arte en movimiento, de artistas de la fotografía, de la escultura, de la pintura urbana y villana – de villa – (Manuel Gandullo, tuvo a bien regalarnos su cumpleaños, además de su arte, y todos a él un japiverdetuyú), de la miniatura, del diseño gráfico, de la escritura (en verso y en prosa), del periodismo, de la cerámica y hasta de la crítica gastronómica, que bien pudo estresarse su exponente ante tal despliegue de viandas camperas o domingueras, por muy sábado que fuera y por muy aleccionados que fuéramos todos al repecto: “Pero yo en los correos electrónicos que les envié, qué les dije… que íbamos de excursión o que emigrábamos…”, uno de los destellos del genial organizador y factótum del encuentro, pura chispa gallega, pura literatura de supervivencia. Vamos, la intemerata, como diría mi, durante tantos años, proveedor de collejas.
Mientras Jefe Guisande, robo la expresión de alguien que sin duda debe conocerle bien, intentaba centrar nuestra atención para explicar el guion de la “xuntanza” recurrió, muy didácticamente, a dos refranes que me devolvieron a la actualidad, de la que pretendía escapar en este glorioso y soleado sábado y que tanta urticaria de seso (y de alma) me produce: “En boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso” (ponedle un personaje, sí, ese), “Presencia y buenos modales abren puertas principales” (el pequeño Nicolás, este lo pongo yo, aunque hay más jeta que modales en el muchacho)
El resto es fácil de imaginar, pero yo, que iba de “polizón”, aunque Guisande me presenta como fotógrafo (debió de verme los ojos muy abiertos), vi que en esa escuela flotante las maneras y la humildad también se convirtieron en arte (hasta en el intercambio gastronómico), observábamos, preguntábamos (a instancia de ellos y ellas), fotografiábamos e incluso nos enfundábamos el mono de artista por unos momentos, intentando tallar una madera cuasi virgen; desde fuera todos creemos tener alma de artista, pero al alma le faltan manos, pulso, tacto, equilibrio, buena forma física y unos cuantos fracasos, resulta entonces más fácil devolverle la grandeza al verdadero artista.
Como han comentado, fue una jornada completa en la que no faltó el buen humor y sobre todo buena sintonía. Particularmente tuve la suerte de profundizar con Julián Ardura y fascinarme con retazos de su vida y trayectoria, por él narrada (nos hemos invitado mutuamente para otras ocasiones), también con Carpenter, fotógrafo (incluye fotos de la jornada), un mago de los retratos, con Maycu Merino, ceramista, con Francisco Escudero, escultor, pero para no dejarse a nadie atrás conviene ver la nómina de personajes que Guisande menciona en su reportaje y bucear en su obra, fuera ya del Mandeo, para dimensionar con justicia esta experiencia. Y aún quedó tiempo para otro cántico japiverde sorpresa, vía “esmarfón”, destinado a la hija de Ardura, que también cumplía el mismo día y se regaló un aprobado en el máximo grado de Tai Chi que le permitirá impartir clases en este arte marcial allá adonde vaya. En esta página de Facebook puedes ver fotos de los artistas de la fotógrafía, que también curraron.
Acertó Manuel, hizo sol. Por todos los lados. Regresé a casa sin brumas. Gracias, artistas.