Navidad, ¿dulce Navidad?

No sé si es porque me hago mayor o porque este año ha sido especialmente duro pero me siento poco navideña, a pesar de que intento conectar con el espíritu que normalmente se respira en estas fechas incitando al optimismo. La promesa de un nuevo año nos espera y con ella la ilusión de que un camino nuevo se puede abrir para poder cumplir o al menos intentarlo, todos aquellos propósitos que nos hemos creado con más o menos realismo. No obstante, no quería que esto influya sin felicitaros y desearos unas felices fiestas a tod@s y por supuesto, que todos vuestros sueños se hagan realidad, porque creo que con constancia y esfuerzo podemos lograr prácticamente de todo. Así que, ¡adelante! La tradición de la Navidad puede que haya caído en un consumismo exagerado, aunque originalmente sea la mejor época del año para hartarnos de buena comida (que madre mía, se me hace la boca agua sólo de pensarlo), estar con nuestra familia (aunque esto no debe ser una excepción), decorar, vestir nuestras mejores galas (por favor, una cosa es ir bien vestido y otra cosa es parecer el árbol, en la exageración no está el gusto), y sobretodo para tener ilusión. ¿Os gusta esta época? ¡Feliz, feliz Navidad, la que hace que nos acordemos de las ilusiones de nuestra infancia, le recuerde al abuelo las alegrías de la juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar! (Charles Dickens) xoxoNerea.