Cuando hace ya más de 10 años viajé por primera vez a La Alpujarra, supe que había encontrado el lugar en el que algún día me gustaría vivir. La belleza y contraste de sus paisajes en los que se suceden abruptos valles y barrancos descendiendo desde Sierra nevada hacia la Costa. El agua tan presente en la zona. Sus preciosos pueblos blancos descendiendo como una cascada por las laderas de las montañas, con sus típicos tejados planos y chimeneas cilíndricas de cuatro agujeros, la hospitalidad de su gente y su pasado morisco, me enamoraron desde la primera vez que visité la comarca. Desde entonces, cada vez que he podido me he escapado allí, donde parece que el tiempo se detiene, se respira un aire puro y se siente una energía especial. Para mí, un lugar mágico en el que me siento en casa y conectada conmigo misma. La tierra en la que estoy segura que se concibió Adrián.
Hacía ya unos años que no iba, sin embargo, al cerrar los ojos y relajarme, la imagen de mi amada alpujarra aparecía proporcionandome una intensa paz interior. Por eso, después de un duro y estresante año de trabajo en el que hemos podido disfrutar muy poco de la compañía de Papá, no dudamos ni un instante en aprovechar sus dos únicos días libres para marcharnos a ese lugar tan nuestro. Así es que el mismo día de Nochebuena, huyendo de fiestas y compromisos, nos fuimos los cuatro ( y el perro ) rumbo a nuestra Navidad Alpujarreña.
Han sido sólo dos días, pero nos han sentado de maravilla. A nosotros nos gusta el Camping de Trevélez, por las vistas y porque está bastante asilvestrado, con los servicios necesarios pero sin estar excesivamente urbanizado. Tiene unas cabañitas de madera y otras de piedra con el aspecto típico de las casas alpujarreñas. Se puede ir andando al pueblo, bien por la carretera o por un sendero interior muy bonito en el que te ahorras tener que estar pendiente de los coches. Los dueños son super amables y siempre dispuestos a ayudar, sobre todo con las rutas de la zona en las que son auténticos expertos . Esta vez no hemos estado en el restaurante porque hemos ido en plan low cost total, pero no tengo mal recuerdo de él. Tiene una terracita muy apañada con vistas a la sierra y al pueblo .
Como os decía, el pueblo está muy cerquita, se puede ir andando por la carretera o por un sendero interior. Trevélez es el pueblo más alto de España , conocido por sus deliciosos jamones curados de manera natural. Allí podéis ver multitud de secaderos de jamón y como no de tiendas para comprarlos. Además son típicas las cerámicas, jarapas, miel y otros productos de la tierra . Me gustaria hablaros más extensamente de la alpujarra y sus pueblos, pero tendré que dejarlo para otro post pues este se alargaría hasta el infinito y más allá. De momento, os dejo solo un pequeño resumen en imágenes de nuestra pequeña escapada.
El árbol de Navidad tejido que lucía en la zona comercial del pueblo. Me encantó , quedaba precioso y daba una imagen muy acogedora
El sendero que lleva al pueblo desde el camping
Desde Trevélez parten distintas rutas a la sierra y una pista forestal que lleva a Pórtugos, Pitres o Capileira y que se puede hacer en coche.
Lo mejor es ir sin prisas ya que a veces hay que hacer un alto en el camino debido al "tráfico " .
Las vistas , como véis, son preciosas
Más o menos a mitad de camino entre Trevélez y capileira hay una zona con un riachuelo y lagunas que, en este tiempo se ve muy árido, pero en primavera está preciosa, es un sitio muy bonito para hacer un alto en el camino y comer o relajarse un rato .
Desde Capileira puedes acceder a otra pista que lleva a una zona recreativa llamada Hoya del Portillo donde en invierno puedes encontrar nieve
Y más vistas maravillosas. La verdad es que en La Alpujarra mires donde mires te encuentras un regalo para la vista y el alma
Los pueblos tienen todos la misma arquitectura que os explicaba al principio, tejados planos , chimeneas cilindricas con cuatro agujeros....
En pueblos como Capileira, Pampaneira o Bubión, hay multitud de artesanos que hacen cosas tan preciosas como estas . Las imágenes corresponden a Capileira, me hubiera encantado saber el nombre del artista pero no había nadie.
También en Capileira nos encontramos con esta tiendecita de chocolates artesanos. La variedad es increible, tanto que cuesta decidirse, pero por suerte tienen allí platitos con muestras para probar. Todo un lujo para el paladar. En Pampaneira se puede visitar la fábrica, a nosotros se nos hizo tarde, pero queda pendiente para la próxima visita.
Ya de vuelta de Capileira, esta vez por la carretera que lleva a Trevélez, hicimos una parada en Fuente Agria, a la salida de Pórtugos, otro lugar mágico, como todo lo que te encuentras en la zona. Sus aguas son famosas por su alto contenido en hierro, que da a las fuentes, la tierra y las rocas un color rojizo. Estas aguas los lugareños las usan con fines medicinales, sobre todo para tratar la anemia
Y de vuelta a la cabañita, un poquito de chimenea y el merecido descanso
Esta es solo una pequeña muestra de todo lo que se puede ver y sentir en La Alpujarra, pero hay muchísimo más. Espero que os haya gustado
Con Amor,
Jasmin