Si sientes que algo de eso te está sucediendo, este post tratará de darte algunas ideas para encontrar una manera de vivir la Navidad con intensidad pero sin dejar de ser fiel a tu condición actual, no sólo de edad sino de experiencia y, finalmente, de vida.
Los regalos que damos
Si tienes la posibilidad económica de hacer regalos a tu gusto, no te detengas, pero si no es así, no te angusties. Grandes regalos quedan en la memoria de la gente pero.. ¿tú quieres que te recuerden a ti o a tu regalo? Piensa en cosas sencillas que no cuesten mucho y que pueden ser un excelente regalo.
A los niños, las golosinas suelen ser algo que les agrada siempre, una caja de galletas o una bolsita con golosinas variadas y un gran lazo, puede ser algo que les agrade más que nada.
A las mujeres una buena crema de manos suele ser un regalo excelente y de precio accesible, y sea que estén en invierno o en verano, siempre viene bien. Un marco de fotos también es muy adecuado para colocar en ese espacio que cada ama de casa sabe. Puede ser el marco solo o con una foto dentro, más aún si es antigua, pues irá cargada de recuerdos.
A los hombres, un libro, una libreta de apuntes o una revista de su tema favorito pueden ser elecciones adecuada y muy económicas. Un postre o una lata de galletas no es mala idea, especialmente para los más comelones.
Llevar un regalo de tus manos, como un pastel o ensalada que sea tu especialidad, puede ser una alternativa que te exima de hacer regalos individuales y compartirás con todos. Si preparas un delicioso chocolate caliente puede ser la mejor manera de estar presente en esa noche o como desayuno al día siguiente. También puedes organizar la mañana siguiente, así cuando todos se levantan el desayuno está listo. ¿Puede haber mejor regalo?
Unos sujetadores para servilletas, unas servilletas de tela, o algún obsequio para la casa en la que se realiza
la cena, puede ser un regalo para todos que sea útil año tras año.
Como sea, no te afanes en ofrecer obsequios más allá de tus posibilidades (de tiempo, dinero, energía). Ten muy (MUY) claro que lo más importante es tu alegría y cariño.
Los regalos que quisiéramos recibir
¿Qué es lo que más me gustaba de la Navidad? Muchos pensarán en su etapa infantil, cuando los obsequios eran una sorpresa increíble que nos llenaba de ilusión. Los juguetes a veces no eran costosos, pero como no solíamos tener tantos, cualquiera era un disfrute maravilloso. Hoy los regalos son un gastadero infernal y sin embargo muchas veces no producen las mismas expresiones de júbilo que antes. Si es tu caso, y estás cansada de recibir obsequios que no tienen mucha importancia para ti, no tienes por qué dejarte llevar por la corriente. Piensa en algo que te gustaría y.. ¡pídelo! Si no es posible, no importa, ¡regálatelo a ti misma!
Un año yo pedí que todos mis hijos estuvieran conmigo al día siguiente, que es más tranquilo y sin carreras, y tuvimos un almuerzo muy alegre y familiar (nadie se excusó porque ¡“ése” era mi regalo!). Sé de una amiga que ha pedido a sus hijos como regalo una sesión de fotos donde sale en cada foto con cada uno de ellos (y sus nietos respectivos), y luego una familiar, y luego de enmarcar las fotos ha hecho con eso una linda galería
para su dormitorio. Un día leí por ahí que alguien pediría una tarde de galletas. ¿Cómo? Cada hijo debía preparar galletas de Navidad participando todos en familia, y la abuela llevaba la receta y les enseñaba a hacerlas . Las anécdotas divertidas que compartieron después, fueron el mejor regalo.
Ahora, piensa… ¿qué te gustaría a ti?
Los afanes
Uno de los problemas de la Navidad actual es que todos trabajan y llegan a la cena agotados, y los mayores más que nadie, pues su reserva de energía es menor. Una recomendación es no llevar lo negativo a la mesa de Navidad. Si estás muy cansado, si no pudiste hacer todo lo que pensabas hacer, si te molesta la cantidad de gente en las tiendas o en las pistas, olvídalo, porque la unión familiar de estas fiestas necesita tu energía, tu actitud más positiva, tu entusiasmo.
Pon buena cara y sonríele al mundo (comenzando por ti misma)y haz lo que puedas (no te desvivas por hacer más) con alegría y tranquilidad. Lo que no hiciste con anticipación tal vez sea mejor no intentarlo ya. Vístete con esmero, y disponte a compartir.
Una tendencia de las personas mayores es hacer comparaciones: “antes la Navidad no era así, no, no, no, qué íbamos a ver estas cosas de hoy….” Y sigue un sinfín de comparaciones en las cuales todo lo pasado era mejor que lo actual. Como es evidente, a las generaciones jóvenes no les agradará oír eso y, además, ni siquiera lo entenderán. Si acaso te preguntan, porque desean conocer tu opinión… ¡tienes pista libre! ¡Cuéntalo todo! Pero si no es el caso, olvídate de hacer comparaciones odiosas y vive el momento con alegría y generosidad (perdonando que los tiempos ya no tengan esa magia de antaño).
Tiempo de paciencia
Es común que las personas lleguen a las reuniones navideñas cansadas, fastidiadas por el gentío al momento de las compras, por el trabajo extra, por los gastos que no acaban, porque se sienten obligados a..., etc.) y con frecuencia suceden momentos desagradables que, aunque sena provocados sin intención, dejan una huella triste en los demás.
Debemos tener especial cuidado, cuando nos reunimos con otros, para NO pronunciar comentarios como:
- ¿Qué? ¿Divorciada?
- ¡Cómo has engordado desde la última vez que te vi!
- Aún recuerdo tu regalo del año pasado, horrible...
- Tú mejor no comas mucho o te reventará la ropa
- ¿Esta vez no vas a pelearte con nadie, verdad?
¿Y la fe?
Yo creo en Dios, y eso me brinda una óptica en estas fiestas y en la vida en general. Si compartes esa fe, orar por los demás debe ser una parte importante de tu celebración (con o sin Misa), pues la espiritualidad de la ocasión nace de un mensaje de entrega, de donación, de amor sin límites. La Navidad merece y necesita oración, así como el compartir algo en alguna medida con personas que lo necesiten.
Si no crees en nada o en nadie, lo más importante es respetar la creencia de los demás (sin burlas ni comentarios irónicos o provocadores) y dedicarte a brindar parte de tu tiempo y energía a otros que poseen menos que tú (niños en un hospital o albergue, o aquellas personas que deambulan por la calle con su pobreza a cuestas), pues con fe o sin ella la solidaridad es una cualidad sin la cual el mundo se convierte en una selva.
Si es tu caso, tienes la oportunidad de enfocar las fiestas como un momento para reflexionar y felicitarte por lo bueno de tu vida, por las buenas decisiones y sobre todo por lo compartido, por las personas que son parte de tu camino, y así tener presente que siempre podemos hacerlo mejor y corregir los errores.
La soledad
Hasta aquí todo ha hecho referencia a una Navidades en familia y con mucho barullo, pero… no todos las
pasaremos así. Si tus hijos están muy lejos, o los perdiste, o tu familia por uno otro motivo no puede estar contigo en esta fiesta, no es motivo para deprimirse en Navidad. La depresión sólo se apodera de nuestro espíritu si lo permitimos, y esa es una opción que NUNCA debemos tomar.
¿Qué podemos hacer? ¡Muchas cosas!
- Preparar una cena sencilla pero agradable (es el momento perfecto de darse algunos gustitos)
- hacer galletitas, si puedes, o comprarlas puede ser también una opción, y disfrutarlas mirando una película o escuchando música,
- ver una linda película navideña de esas que nos hacen llorar o reír. Hay clásicos maravillosos que no podemos dejar de recordar como White Christmas (con Bing Crosby y Larry Kane), las mil y una versiones de Cuento de Navidad (de Charles Dickens), It's a wonderful life (con James Stewart), Milagro en la calle 34 (con Maureen O'Hara), El Expreso Polar (con Tom Hanks), Santa Claúsula (la 1, 2 ó 3), entre muchas más.
- prepararte un regalo a ti misma o a alguien más si no estás sola, envuelto como si fuera sorpresa aunque no lo sea,
- cantar un villancico es también algo que nos brinda alegría, y si la voz no lo permite, usa la tecnología y pon unas canciones que te gusten en el reproductor… ¡la Navidad inundará tu espacio! Cada país tiene sus artistas, pero hay canciones maravillosas en las voces de consagrados como Barbra Streinsand, Josh Groban, Andrea Bocelli, Luis Miguel, Plácido Domingo y cientos más que pueden ser geniales manera de llenar del espíritu navideño tu hogar (sea una casa o un simple cuarto).
- compartir con otros puede ser un momento mágico; preparar algo para personas que trabajan en Navidad es maravilloso y puede ser algo simple como llevar en la noche galletas o un poco de comida a la estación de policía, a los bomberos, a los vigilantes de tu manzana, a las enfermeras de turno en un hospital cercano...
factura, o salen de casa a horas de la noche poco acostumbradas y se exponen a problemas respiratorios posteriores. Cualquiera sea tu condición, debes cuidarte para que los días que siguen a la Navidad no estés en cama lamentándote. Sé prudente y recuerda que tu organismo no sabe de fiestas y debes respetarlo como el resto del año.
¡Es tiempo de celebrar!La Navidad, más que una fecha, es un estado de ánimo para compartir y celebrar la vida. Quienes hemos vivido más, tenemos el derecho y la posibilidad de disfrutar más aún que otros, estas fiestas.
¡No dejes de celebrar!
Les dejo un link para escuchar una variedad de canciones navideñas en la maravillosa voz de Josh Groban.
¡Feliz Navidad!