Llega nuevamente fin de año y quería saludarlos a todos para Navidad. En esta oportunidad quiero compartir con ustedes una reflexión de Navidad de uno de los hombres más sabios del siglo XX.
Con su ejemplo nos ha enseñó que la paz puede ser más que una utopía. Las siguientes palabras nos invitan a hacer realidad nuestros deseos de paz en Navidad.
LA NAVIDAD Y LA CRUZ
A pesar de que cantemos "Gloria a Dios en lo alto de los cielos y paz en la tierra...", hoy no hay en la tierra ni gloria a Dios ni paz.
Hasta que el anhelo de paz no quede satisfecho y hasta que no hayamos librado nuestra civilización de la violencia, Cristo aún no ha nacido.
Entonces no pensaremos en Navidad solamente como un aniversario, sino también como en un acontecimiento que puede realizarse toda nuestra vida.
Lo importante es vivir la vida que nunca se para, que continuamente marcha hacia la paz.
Si, por tanto, deseamos a los demás "Felices Navidades" sin dar a estas palabras un sentido profundo, este deseo será una simple fórmula vacía.
Los que no quieren la paz para todos los hombres, tampoco la quieren para sí mismos, ya que no es posible alcanzarla si, contemporáneamente, no existe por parte de todos el mismo intenso deseo de paz.
Es posible, por cierto, sentir paz incluso en un ambiente de lucha, pero sólo a condición de sacrificarse y crucificarse para que desaparezcan las causas de los conflictos.
Así que, como el nacimiento de Cristo es un acontecimiento, la cruz es también un acontecimiento en esta vida de lucha.
Por esta razón, nosotros no tenemos derecho a pensar en la Navidad sin pensar en la muerte en cruz.
Cristo vivo, significa cruz viva. Sin ella, la vida no es más que una muerte agitada.
Mahatma Gandhi