Hoy, esperando a Iris en la puerta del restaurante chino en el que hemos quedado, miro a mi alrededor en busca de algún escaparate con el que entretenerme mientras espero. No hay nada interesante. Un 24 horas, una cafetería, una tienda de armamento militar, otra cafet...
Una tienda de armamento militar.
Madre del amor hermoso.
Cruzo la calle trotando, emocionada ante el absurdísimo descubrimiento que acabo de hacer, y me pego a las cristaleras encantada de la vida, estudiando el contenido de las vitrinas.
Esta gente vende cascos de soldado (!), un montón de armas y munición más falsos que el beso de Judas y todo tipo de material deportivo que te hará sentir como si estuvieras en tu propia version de Salvar al soldado Ryan.
Por si pensáis lo que no es, os aclaro que esta maravillosamente superficial tienda no tiene nada que ver con guerras de verdad; simplemente venden cosas con estética militar a gente que no tiene ninguna intención de irse al desierto a pegar tiros, pero que, por razones del destino, quiere tener en su armario una ración de agua potable de emergencia (si me equivoco y resulta que venden auténticos misiles nucleares, por favor corregidme. Y de paso llamad al ejército y a la policía, porque dudo que estén al tanto de este asunto).
Pero, aunque parezca increíble, no escribo este post para que sepáis que hay una tienda en el centro de Salamanca en la que podéis comprar un gorro de pelo del ejército ruso, sino para enseñaros el fabuloso reclamo publicitario de la tienda. Aprovechando que es Semana Santa, os presento:La genuina e inimitable nazarena sexy vestida con ropa de camuflaje:
Efectivamente, el maniquí femenino con pose sugerente que podéis ver en la foto lleva un traje de nazarena, cucurucho de ésos que parecen del Ku Klux Klan incluido, todo ello fabricado con tela de camuflaje.
Por qué no.
Estoy por comprarlo y dedicarme a infiltrarme en las procesiones. Seguro que me acababais viendo en las noticias.