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  Hace ya algún tiempo que les hablé de Jon Bilbao y...

Publicado el 09 julio 2011 por Crowley
  Hace ya algún tiempo que les hablé de Jon Bilbao y... 
Hace ya algún tiempo que les hablé de Jon Bilbao y su prodigioso exquisito talento literario.
Si en su día no me hicieron caso y aún no se han dado el gusto y el placer de leer a este autor imprescindible de nuestras letras actuales, mejor que no sigan leyendo. No pierdan el tiempo con este texto y lánzense rápidamente a sumergirse en cualquiera de sus recomendabilísimos libros.
Luego, si les apetece, vuelvan aquí. 
Este libro que ahora nos ocupa, "Padres, hijos y primates", supone un paso lógico y necesario en la carrera de Bilbao. Necesario porque, una vez dominado el relato como lo domina, los que le seguimos queríamos verle también en otros terrenos de mayor extensión. Lógico porque no se ha lanzado a escribir una novela extremadamente larga, sino que ha sido consecuente y nos regala una historia de centena y media de páginas en las que no sobra ni falta ninguna.
Joanes es un ingeniero que está atravesando una mala racha. Ha viajado junto a su familia hasta Cancún para asistir a la boda de su suegro. Allí, la inminencia de un huracán hará que su camino se separe momentáneamente de los suyos y que los malos presagios y las casualidades le lleven hasta una espiral esquizoide de la que sólo podrá salir de una manera.
Como ya comenté en su día, al terminar de leer la narración, uno advierte claramente que una de las características del estilo de Bilbao, anglosajón sin duda alguna (ahí está la impronta de Carver o Cheever para corroborarlo), es su capacidad para dotar a la cotidianeidad de un aura de misterio, extrañeza y peligro muy marcado y efectivo. En sus manos, hábiles, una vida normal dejará de serlo con toda la naturalidad del mundo, un ser humano corriente se transforma en un ser más complejo de lo que cabría esperar, un ser capaz de desatar su capacidad destructora si se dan las circunstancias adecuadas.
Historia de tensión creciente, tenebrosa, como de pesadilla, "Padres, hijos y primates" cuenta con personajes muy bien construídos y definidos, con los que uno empatiza, ya sea para odiralos o para comprenderlos y en los que uno descubre con horror cercano que la normalidad no es más que una sucia falacia. Todo lo que aquí acontece viene a ser como un duelo crepuscular, apocalíptico, como el enfrentamiento entre las dos mentes antagónicas (pero muy próximas) de los dos únicos supervivientes de un futuro incierto, bestias que tienen que adelantarse al otro en sus movimientos y pensamientos.
Cuando lo lean, convendrán conmigo en que tal vez más que el protagonista en sí, el hallazgo de la novela sea su némesis, ese odioso ex-profesor de la Universidad, gélido, calculador, manipulador. Un personaje de los más odiosos y que mejor escritos están de lo que he leído en lo que va de año.
No se lo piensen ni un momento y lean este libro.
Deleitense con otra maravilla más de Jon Bilbao.

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