Cómo hubiera cambiado todo de entrar el primer lanzamiento de Hayward. Más todavía si hubiera entrado el segundo, desde el medio campo. Estaríamos hablando de historia del baloncesto, construida por los propios jugadores, héroes de un baloncesto de grandes gestas, pero también por los seguidores de la red, los que ayudamos a difundir también este otro baloncesto, más pausado, mecánico, rígido...pero más pasional.
Pero el balón no entró y Gordon Hayward pasará por hacer un partido discreto, abrumado por la superioridad exhibida por Kyle Singler, la niña bonita de Duke, como antes lo fueron Redik, Hurley, Laettner, Ferry o Alarie.
Coach-K se llevó su cuarto trofeo y Stevens, de 33 años, se quedó a las puertas del todo aunque no se queda en la nada. El prestigio ya lo tiene y le aguarda una gran carrera en los banquillos. Ofertas no le van a faltar.
Finaliza un March Madness cualitativamente inferior al de otras ediciones pero que pasará a la historia por los grandes momentos protagonizados por Northern Illinois, Baylor, Murray State o la propia Butler.
En la revolución de los pequeños se impuso el más grande. Duke no falló como si lo hicieron Kentucky, Kansas, Syracuse o, en menor medida, Kansas State...
Mención aparte, Michigan State y West Virginia. Grande Izzo, de nuevo y mala suerte para Lucas y Butler, estrellas de los Spartans y Mountaineers, respectivamente.
Una gran defensa + un gran partido de su estrella + el aporte del entrenador en la cancha + la superioridad de un secundario como Zoubek= un cum laude en baloncesto de formación.
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