Año: 2013.
Dirección: Alexander Payne.
Intérpretes: Bruce Dern, Will Forte, June Squibb, Stacy Keach, Bob Odenkirk.
SinopsisWoody Grant (personaje interpretado por Bruce Dern) es un anciano con síntomas de enfermedad mental propios de su avanzada edad, que cree haber ganado un millón de dólares. Para recibirlo tiene que llegar hasta Lincoln, Nebraska, para lo que no duda en intentar hacerlo caminando, una y otra vez, hasta que su hijo David (personaje interpretado por Will Forte) accede a llevarlo. Durante el viaje la relación entre padre e hijo se irá modificando, alejándose de la frialdad inicial, a la vez que empiezan a aflorar intereses de familiares y amigos, ante la supuesta fortuna de Woody.
CríticaHace unas semanas llegó a la cartelera española la última película de Alexander Payne, director americano realizador de recientes éxitos como The Descendants y Sideways. Así que desde CDI hemos pensado que este film sería un buen compañero para pasar una agradable mañana de cine. Además de los antecedentes del director y del gran número de candidaturas y premios que la cinta ha aglutinado, las buenas palabras de algunos amigos (cinéfilos todos y con mucho más criterio que el nuestro) nos han empujado aún más hacia ella.
Nuestras primeras sensaciones van muy ligadas a adjetivos positivos tales como normal, real, dulce, tierna, encantadora, agradable, sincera, emotiva, artística, delicada, cuidada, cautivadora y divertida. Sí, divertida. Porque en ese aparente frío drama, brillan con luz propia los elementos de comedia y los ingeniosos y agudos "gags", la mayor parte de ellos alrededor de una gran June Squibb (nominación al Oscar incluida, no premio). Pero también revolotean en nuestra cabeza los adjetivos lenta y monótona.
El inteligente guión de Bob Nelson construye una historia de personajes rutinarios tan llenos de defectos como la vida misma, la cual ha sido recogida notablemente en unos bellos fotogramas que dan formato a un relato muy real; tan próximo al espectador que te parece estar viviendo dentro de ella. Desde esta tribuna estamos convencidos de que esa hermosura estética se debe en gran medida al haberse rodado en blanco y negro y a su cuidada fotografía, elementos que provocan que "la cinta luzca", pese a la falta de color. Le aportan algo que la hacen tierna y entrañable, sirviendo además de vehículo descriptivo perfecto de la frialdad del entorno, cual brillante metáfora de las relaciones personales establecidas entre padre e hijo (incluso entre todos los muy bien escogidos y seleccionado personajes). Distancias que se van acortando y van tomando luz, calor y color, conforme ese viejo cascarrabias se va abriendo y conforme su hijo va conociendo más sobre el pasado de su padre.
Entre los grandes aciertos de la película destacamos a todo el plantel de actores, donde se nota la minuciosa selección llevada a cabo para escogerlos y para que den vida a estos brillantes e imperfectos hombres y mujeres de la vida cotidiana. Un buen trabajo de todos ellos, destacando los dos actores principales: Bruce Dern, a quien sin duda se le ha dado el mejor papel de su carrera y lo ha sabido interpretar, demostrando lo buen actor que es (quizá consiga superar ese lastre que le ha acompañado siempre de haber matado a John Wayne en la gran pantalla), y un sorprendente Will Forte, que se mete en el papel de ese joven entre los treinta y los cuarenta, que huye de todo compromiso y a quien lo cotidiano le atrapa. No obstante, por encima de todos se encuentra una más que notable June Squibb, causante de los momentos más divertidos de la cinta y de la que rescatamos un cuasi-monólogo en el cementerio, rebosante de comedia.
Entre lo peor cabe mencionar el hecho de que quizá se extienda más de lo necesario, pudiéndole así sobrar algunas escenas y algunos minutos, y que su ritmo sea un poco plano (sin embargo, necesario, a nuestro juicio). Esa lentitud se le puede atragantar al gran público y puede que aleje a un determinado tipo de espectador, amante de emociones más fuertes y elementos cinematográficos que le proporcionen de una evasión, más que de una inmersión en lo cotidiano; aquello de lo cual están buscando huir.
Estamos ante un notable ejercicio de divertida realidad, de elevada calidad artística y muy cuidado, que se ve acompañado de una acertadísima banda sonora original. A nuestro nublado y sin criterio juicio, la película en apariencia más sencilla de Alexander Payne, y la mejor.
Nota general: 7,0 sobre 10.
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