...y a que esta actitud intelectual [el ateísmo] y moral sea reconocida y respetada de la misma manera y con el mismo rango, al menos, que las creencias religiosas que el ateo no acepta por considerarlas irracionales, falsas o perniciosas.
¿Qué quiere decir con respetada? Uno de los problemas de la religión es que precisamente existe un tabú, según el cual no está bien visto el criticar las creencias religiosas de las personas. Y esto es en el mejor de los casos, porque no faltan países en los que el mero hecho de blasfemar es delito algo que además se está intentando extender a otros países.
Las ideas, religiosas o no, no están para ser respetadas sino para ser criticadas, el mero hecho de que una idea sea religiosa ya sea ésta teísta o atea, no debería significar que no puede ser criticada o incluso ridiculizada. Si se critica mi ateísmo podré defender mi postura mediante argumentos con mayor o menor éxito y si se hacen bromas sobre él mismo, pues pueden que me hagan gracia o no, ya se sabe que para gustos los colores, y quiero tener el derecho de así poder manifestarlo, pero lo que no voy a pedir es que no se puedan hacer bromas o críticas sobre el ateísmo. La opción no pasa por otorgar el mismo “estatus” a las ideas ateas que a las creencias religiosas sino que lo que hay que hacer es bajar del pedestal en el que se encuentran a las creencias religiosas, hay que enfrentarse a ese tabú social que pretende proteger a la religión, hay que oponerse a que la blasfemia sea delito, ya que la religión en cuanto conjunto de ideas y creencias no tienen nada de especial comparado con otras ideas y creencias, salvo su inverosimilitud.
Debemos esforzarnos en bajar la religión a la arena donde las ideas son analizadas críticamente, como el resto de ideas, ni más ni menos, es decir, hay que oponerse a aquellos que pretenden disminuir la libertad de expresión en nombre de la religión, lo que necesitamos es ampliar la libertad de expresión, necesitamos que sea posible criticar, blasfemar o hacer bromas sobre la religión sin que nadie demande que se nos cierre la boca del mismo modo que podemos hacerlo sobre el ateísmo, en resumen, lo que hace falta es más libertad de expresión no menos.
Ismael Pérez Fernández.