Revista Opinión

¿Necesitamos un dictador?

Publicado el 06 noviembre 2014 por Franky
La respuesta natural de cualquier demócrata a la pregunta ¿Necesitamos un dictador? es NO, pero en España empieza a dudarse porque muchos dudan si es preferible una dictadura visible a una camuflada y una dictadura que prometa limpieza y justicia a una dictadura de partidos políticos impregnados de corrupción y abuso de poder. Ahí está el fenómeno de Podemos para demostrar que la gente está tan indignada que es capaz de apoyar una potencial tiranía con tal de que llegue con escobas y con lejía. --- ¿Necesitamos un dictador? La pregunta era ofensiva hace pocos años para cualquier demócrata, pero hoy empieza a parecer normal y conduce mas a la duda y a la reflexión que al escándalo. Aunque nos duela, tal vez sea cierto que esta España injusta, en manos de ladrones y políticos sin grandeza, dueños del Estado, con su democracia hecha añicos, desmoralizada e incapaz de gestionar su libertad, necesite mano dura, quizás un dictador temporal.

Personalmente, me repugna admitirlo, pero, intelectualmente, no tengo mas remedio que admitir que las cosas se están poniendo tan mal que algún tipo de autoritarismo, si incluye cambios y promesas de limpieza, podría ser una opción de emergencia, sobre todo si los grandes partidos españoles siguen empeñados en no regenerarse y en mantener su desastrosa gestión, plagada de errores incomprensibles, corrupción y abuso de poder.

Para los griegos clásicos y también para los romanos republicanos, la tiranía y la dictadura eran males tolerables, justificables en situaciones de emergencia, mucho menos graves que la oligocracia, que es el gobierno de los poderosos, precisamente el mal que padecemos en España, donde los gobiernos parece que gobiernan para las grandes empresas y los grandes intereses internacionales, mas que para el pueblo.

Para los filósofos clásicos de Grecia y para muchos pensadores modernos, lo contrario de la democracia no es la dictadura, sino la oligocracia, justo lo que tenemos hoy en España. Muchos de ellos creen, incluso, que una tiranía, aunque vergonzosa y humillante, puede tener mas sentido y racionalidad que un gobierno de partidos y políticos corruptos que han encontrado la forma de mantenerse en el poder contra viento y marea, disfrutando de privilegios que no merecen, escandalizando a la ciudadanía con sus comportamientos inicuos y causando estragos a la nación.

Ante la posible llegada al poder de Podemos, un partido que podría ganar las próximas elecciones y que para muchos constituye una apuesta por la tiranía y una amenaza para las libertades y derechos adquiridos, algunos alzan la voz y vaticinan una catástrofe, con la consiguiente pérdida de derechos y libertades. Pero hay quien les responde que la dictadura de los partidos ya está gobernando España desde hace décadas, suplantando a una democracia que nunca existió, y que los derechos humanos básicos hace años que están retrocediendo en España, bajo los gobiernos de la izquierda, la derecha y el nacionalismo cómplice.

La amenaza de Podemos ha desatado el miedo y los nervios porque los que siempre mandaron pueden dejar de hacerlo. En un principio pensaron que la solución para cerrar el paso a la nueva formación era introducir en el sistema el principio de que gobierne la lista mas votada, pero cuando comprobaron que esa lista predominante podía ser la de Podemos, empezaron a hablar de una coalición PP-PSOE para salvaguardar "el bien de España", una afirmación hipócrita que esconde el miedo a perder un poder que consideran suyo, aunque en democracia sea siempre del pueblo.

El deterioro de los viejos partidos es tan enorme que cada día pierden nuevos miles de votos, de gente asqueada, que rechazan el tipo de país que la clase política española ha construido, marcado por la injusticia, sin valores, sin ciudadanos y sin castigo para ladrones y rufianes que operan desde el Estado.

Pero lo mas sorprendente de ese rechazo es lo que acaban de revelar las encuestas: Podemos es ya la primera fuerza política de España en intención de voto, pero el 42 por ciento de los que se disponen a votar a Podemos lo harán a pesar de estar en contra de sus ideas y proyectos. Se trata de una reacción casi irracional y sorprendente, protagonizada por personas que han sobrepasado el rechazo y que se adentran ya en los oscuros terrenos del odio a a la "casta" política que ha llenado España de tristeza, injusticia, desempleo, despilfarro, impuestos insoportables, arrogancia del poder y administraciones públicas nutridas de vagos y enchufados con carné de partido, cobrando dinero público a chorros.



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