Necesito un descanso en el blog

A pesar del título, no quiero decir que esté cansado física o mentalmente. Tampoco estoy cansado del blog. En absoluto. Sin embargo, considero que debo optimizar. En línea con lo que dije en la entrada anterior al respecto, mis contribuciones en internet se han reducido con los años porque, lógicamente, como nos pasa a todos, el tiempo libre se reduce y este también se usa para otras cosas. Por otra parte, hay varios factores que me han hecho tomar esta decisión.

Mi objetivo aquí era compartir detalles insólitos y aprender la razón de las cosas, por qué es así aquello que aceptamos sin más. Sé que el blog tiene buena acogida entre quienes lo descubren. Con él, con vosotros, he descubierto mucho que no conocía. También he aprendido, creo yo, a hacer mejores entradas. Al menos, si me permitís la vanidad, aunque seguramente no sea el mejor, me permitía ver el contenido en otros lugares de la red y tener la confianza de que lo mío era superior, que cubría detalles que otros se pasaban por alto, que iba un poco más allá. Aunque el esfuerzo para las entradas crecía, me acostumbré y no me sobrepasó, ya que sentirme más independiente, al no depender de las últimas entradas populares en otras webs, me abría las puertas a más contenido.

Lo irónico es que un motivante de la decisión resulta ser la relación entre el esfuerzo y los resultados. Realmente, al menos de base, por así decirlo, esforzarme más y hacer algo que me resulte mejor no tiene que tener una relación esfuerzo/resultados positiva. Es comparable a lo que hablé en la entrada de cómo hacer entradas enfocadas a la portada de Menéame. En ambos puedes invertir tu tiempo en ello, pero generalmente no renta. Entonces diréis, ¿por qué ahora? Durante mucho tiempo he compartido entradas para quien quiera leerlas y, si a alguien le gustaba, pues que siguiera con las demás. El motivante ha sido Twitter. Aunque sigo pensando que los hilos son un horror que no le hacen sombra a una entrada de blog (sin límites de caracteres, bien legible y bien visible en todos los dispositivos), por muy poco consigues interacciones y seguimiento. Es decir, no es que yo haga esto por los vítores ajenos. Creo que el tiempo de actividad del blog es prueba de ello. No obstante, tus aportaciones se comparten, la gente pregunta, responde y se puede llegar a un público mayor que repita esas interacciones. Con muchísimo menos esfuerzo, consigo más resultados y la inversión resulta relevante.

En cambio, con las entradas del blog se me acumulan aquellas en las que me exijo más para que al final, en el hipotético caso de atraer la atención, apenas tenga repercusión. Por ejemplo, ¿para qué querría un aluvión de visitas y/o decenas o cientos de comentarios en otra web si eso no cambia nada? Me alegraría que les hubiese gustado si mostraran interés. En las entradas procuro ofrecer una visión amplia pero concisa, por lo que suelo guardarme información por si alguien pregunta. Si, salvo algunos casos que se nota que me leen durante horas (literalmente), el resto se larga inmediatamente, eso resulta inútil. Por lo tanto, me niego a contribuir a ese ciclo vacío con un trabajo poco agradecido. Y eso es en los casos que algunos considerarían un "éxito".

Quizás tanto como abandonarlo, no. Puede que puntualmente piense que algo se explica mejor en una entrada que en Twitter y la cree rápidamente, como ocurrió con la entrada de los piojos. Si recibo donaciones tampoco voy a ser tan desagradecido como para no ofrecerle nada a cambio, aunque estas entradas también podría compartirlas de manera privada. Como decía en la anterior entrada, es cierto que las plataformas mecionadas me atraen, aunque en Twitch, por ejemplo, quizás podría tener la libertad para no limitarme al contenido típico del blog. Lo que sí es seguro es que seguiré en Twitter. Así que si te gusta lo que ves abajo, únete a los miles que ya me siguen.

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