La necrópolis medieval de Toledo se extiende extramuros de la ciudad medieval, hacia el norte y el oeste, entre la Puerta de Bisagra Vieja, el Cerro de la Horca al norte, los Barrios de San Antón y San Lázaro, y teniendo como límite oeste la denominada Vega Baja de Toledo, junto al río Tajo, incluyendo el Circo Romano
La localización de la necrópolis judía en Toledo no es concreta, también se localiza a extramuros, en la zona norte, tradicionalmente en el Cerro de la Horca. Sin embargo, en unas escrituras de venta se dice que unas tierras situadas en la Vega Baja lindaban “con la carrera que iba al fonsario de los judíos” (MARTINEZ GIL, 1996).
Asimismo, tras el edicto de expulsión de los judíos de 1492 promulgado por los Reyes Católicos, dispuso la reina Isabel que el osario de los judíos, situado en la Vega (por el Pradillo de San Bartolomé, no lejos de Santa Leocadia) se repartiese entre el concejo (la tierra y el suelo) y el cabildo catedralicio (la piedra), lo que supone posiblemente la destrucción de la necrópolis judía situada en esta zona (LEON TELLO, 1993).
Esto indica al menos dos zonas de enterramiento para la comunidad judía, que quizá pueda deberse al aumento de población que se da desde 1085 y, sobre todo, desde mediados del siglo XII y durante el siglo XIII con judíos procedentes de Al-Andalus que huyen de la persecución Almohade (CARDAILLAC, 1991: 102-104). Es posible también que en los pogroms de 1355 y 1391 en Toledo, los enterramientos judíos sufrieran destrucciones y saqueos.
En el caso del Cerro de la Horca, una reciente excavación ha permitido conocer aspectos relativos al patrón de enterramiento de esta comunidad en la ciudad de Toledo. El traslado del cuerpo al cementerio se hace recorriendo una gran distancia desde la judería hasta el Cerro de la Horca (1200 metros). Una vez que llega allí, la comitiva se encuentra con la fosa ya excavada. La localización de esta fosa no suele ser aleatoria y responde a criterios de tipo familiar o económico.
Las fosas varían en tamaño aunque por lo general suele ser bastante profundas (con más de metro y medio de media). El proceso de inhumación del cuerpo es similar para todos los enterramientos: Colocación del individuo dentro de un ataúd en el fondo de la fosa. En la mayoría de los casos, cerramiento del ataúd con una estructura abovedada fabricada en ladrillo, denominada lucillo.
Imagen: FIGURA 3- Excavación de la necrópolis judía del Cerro de la Horca (Foto Arturo Ruiz Taboada)
Colmatación de la fosa con la misma tierra derivada de su excavación previa, limpia de cualquier material. Por último, delimitación superficial de la tumba y, sobre esta, colocación de las lápidas en piedra identificando el nombre y la familia del difunto (aunque no se ha encontrado ninguna de éstas in situ).
No se han documentado tumbas con cámara lateral ni parihuelas asociadas a los individuos. Desde un punto de vista espacial, la necrópolis se encuentra ordenada tanto en filas como estructuras cerradas de carácter familiar. No se ha encontrado ajuar de relevancia salvo una moneda en una de las tumbas, que data el conjunto en el siglo XII (Ruiz Taboada, 2009; 2011- FIGURAS 3 y 4).
Imagen: FIGURA 4- Interior de un lucillo de la cultura Judía de la necrópolis del Cerro de la Horca (Foto Arturo Ruiz Taboada)
Fuente: http://www.arqueologiamedieval.com/articulos/131/
Revista Cultura y Ocio
Sus últimos artículos
-
Las Hoces del Cabriel, Cuenca, un Paraje de Ensueño
-
El Archivo Municipal ha incorporado a la misma 244 Fotografías realizadas por Luis García Garrabella, muchas de las cuales fueron editadas como postales en el Siglo XX
-
Los Molinos de Daicán. Tributos pictóricos a un paraje del Tajo
-
Escapate a Segovia un Fin de Semana