Negada la eutanasia a dos británicos

Tony Nicklinson, 58 años de edad, quedó paralizado después de un derrame cerebral en 2005 y sólo puede comunicarse mediante el parpadeo. Describe su vida como una "pesadilla". Otro hombre, de 47 años de edad, conocido sólo como Martin, también perdió su caso, poner fin a su vida con la ayuda de un médico.
Lo que quiere el señor Nicklinson no es el suicidio asistido, sino la eutanasia, ya que no puede tomar una dosis letal de medicamentos, aunque haya sido preparada por otra persona. Podía morir de hambre, pero esto sería lento y doloroso. A diferencia de algunos otros británicos, él no tiene la opción de Dignitas en Suiza, porque incluso allí la eutanasia no está permitida.
Para la Asociación Médica Británica, la eutanasia, incluso en un caso extremo como el de Nicklinson, es ir demasiado lejos. El Dr. Tony Calland, del comité médico de la BMA, dijo: "La BMA no cree que sea mejor que los médicos sean capaces de poner fin a la vida del paciente. La BMA se opone a la legalización de la muerte asistida y. no estamos presionando para ningún cambio en la ley en el Reino Unido ".
A pesar de que siento una gran compasión por estos dos hombres, me pregunto si alguien está intentando mejorar su vida, parece que hasta ahora toda la energía y el esfuerzo se han volcado en poner fin a sus vidas, en lugar de hacer todo lo posible por dar sentido a sus vidas. Quizás ahora que los deseos del señor Nicklinson se han visto frustrados, alguien pueda intervenir para reorientarle y enriquecer su vida.