Negar nuestra ignorancia no nos hace más inteligentes
Dicen los filósofos que el hombre busca el conocimiento, que de forma innata quiere comprender los mecanismos de la vida, sus secretos y a través de la sabiduría que adquiere en el proceso, completarse como ser humano. No queda mal como definición, el problema es que en más ocasiones de las que nos gustaría la verdad es que no tenemos ni la más remota idea y hacemos extrapolaciones, o directamente nos inventamos una explicación para una realidad que desconocemos totalmente.
Tengo la extraña sensación de que esta tendencia al autoengaño para evitar ser consciente de nuestra propia ignorancia no es algo de nuevo cuño, pero si es nuevo la enormidad de minutos que han de llenar los medios de comunicación a día de hoy. Tenemos millones de canales de televisión, webs, webcast, podcast, streaming, prensa, blogs y todo un universo en expansión que necesita ser alimentado sin cesar con contenidos nuevos.
Del mismo modo que medios de comunicación, tenemos otras tantas personas que desean tener sus quince minutos de gloria, parece poco inteligente afirmar que no tienes la más remota idea de lo que te preguntan no sea que el foco deje de iluminarte y busquen al siguiente, que viendo lo que te ha pasado no dudará en afirmar que no solo lo conoce todo y sus causas, sino que toma cafe asiduamente con el Papa de Roma.
No se cual es el problema en afirmar que de un tema en concreto no tienes ni idea, que si, que sabes de que va, que has leído mucho pero que realmente no has bajado a las trincheras para ver si es cierto. Que has oído mucho de hablar de ingeniería financiera, de SCRUMM o de Marketing Cualitativo, pero que en el fondo lo tuyo es programar el video. No es ningún crimen no saber, dado el corpus que existe a día de hoy es básicamente imposible ser un experto, a lo más que puedes aspirar en el aspecto generalista es que te suenen los conceptos, y si tienes suerte, saber quién es el verdadero experto.
Hemos de empezar a ser honestos con nosotros y con los que nos pueden escuchar y decir más a menudo: Lo siento, pero de esto tengo cuatro nociones, pero te recomiendo que hables con X. No engañas, no te engañas, y encima pones en valor el trabajo de una persona que realmente sabe que está haciendo.
Por desgracia no lo hacemos, y cuando nos preguntan simplemente contestamos como si aplicáramos un modelo único para todas las empresas, situaciones y contextos. Es como si una persona con sobrepeso, lo único que supiéramos decirle es que es un gordo repostería y que deje de comer porque a nosotros no nos engaña, está gordo porque se come hasta la sombra de las lechugas. No nos planteamos si tiene algún problema hormonal, o que procesa mal ciertos alimentos, nada de eso, es un gordo porque come mucho y todo lo que nos diga será usado en su contra. Si realmente fuéramos unos expertos, le haríamos análisis, le preguntaríamos por sus hábitos alimenticios, si hace deporte, si se cansa y una serie de preguntas para determinar si es efectivamente un devorador impasible de alimentos, o tiene la mala suerte de tener el metabolismo lento o incluso algún tipo de intolerancia a la comida.
Resumiendo, reconozcamos nuestros límites y recomendemos a las personas que sabemos que si conocen el tema porque han estado en las trincheras sobreviviendo gracias a sus conocimientos.
Película: Dumb & Dumber
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