Pero no todas las mujeres se dedicaron únicamente a hilar y atender su casa, sino que ejercieron diversas profesiones, llevadas por su situación personal, sus necesidades económicas o, incluso, por su talento o aptitud para realizar ciertas actividades.
"Viajero, contempla las cenizas de la lectora ( lectrix) Sulpicia, quien se llamó Petale como esclava. Vivió treinta y cuatro años, y en vida tuvo un hijo, Aglaon. Tenía todas las buenas cualidades de la naturaleza: floreció en su arte, brilló por su belleza y sobresalió en talento. El celoso Hado no quiso que viviera largo tiempo." (AE 1928, 73, Roma)
A partir de las guerras púnicas muchas mujeres tuvieron que hacerse cargo de sus hogares y de los asuntos familiares debido a la marcha de los hombres al combate. También se recurrió a ellas como mano de obra productiva para cubrir las necesidades de la sociedad durante el conflicto.
Como consecuencia del alto número de varones muertos durante las guerras, las mujeres empiezan a dirigir negocios y a heredar propiedades y terrenos, algo que no ocurría con anterioridad.
Julia Felix, una liberta de nacimiento ilegítimo, era la propietaria de una gran propiedad cerca del anfiteatro, que alquilaba para sacar un beneficio. El lujoso complejo ocupaba una manzana entera y consistía en unos elegantes baños, adecuados para las élites, jardines, tiendas y apartamentos. El periodo de alquiler era por cinco años desde el 13 de agosto de ese año en adelante. Después de ese tiempo el contrato finalizaba, pero podía continuar si ambas partes lo acordaban.
"Para alquilar, en la propiedad de Julia Félix, hija de Spurius, por un periodo ininterrumpido de cinco años, desde el 13 de agosto hasta los idus de Agosto (cinco años después): los baños de Venus, adecuados para los más refinados, tiendas y apartamentos en el primer piso. Cuando pasen los cinco años, el alquiler será según se acuerde." (CIL 4, 1136 = ILS 5723)
Las mujeres en el campo sabrían aprovechar y rentabilizar los recursos que tenían para alimentar a sus familias y sacar un beneficio extra.
"Pero lejos de la ciudad, adonde me había llevado aquel escudero, no me esperaba el menor deleite, ni siquiera una sombra de libertad. Para empezar, su mujer, avara y pérfida criatura, me enganchó al yugo del molino y, arreándome sin parar con una recia vara, molía a expensas de mi cuero su pan y el de toda la familia. Y sin darse todavía por satisfecha con que mis fatigas la hicieran subsistir, aún alquilaba mis servicios de circunvalación para moler el trigo de los vecinos. Para colmo de desgracia, a cambio de tantos trabajos, ni siquiera me suministraba la ración estipulada. Pues la cebada que me correspondía, tostada y molida por la propia muela que yo arrastraba, la vendía a los colonos de la vecindad; y a mí, en cambio, después de penar todo el día uncido a la pesada máquina, sólo a última hora de la tarde me echaba unos puñados de salvado, sin cribar, sucio y lleno de ásperas arenillas." (Apuleyo, Las Metamorfosis, VII, 15)
La villica era la mujer del villicus, capataz encargado de las labores a realizar en una finca y de organizar el trabajo de los esclavos. Según las fuentes había villicae, que sin depender de un villicus realizaban el trabajo por sí mismas. Algunos autores recogen las cualidades que debía tener una villica y las tareas que debían llevar a cabo.
"Sea limpia: tenga la alquería barrida y limpia; tenga el fuego del hogar limpio barriéndolo en derredor a diario antes de irse a acostar. En las calendas, los idus y las nonas, cuando sea día festivo, eche al fuego una corona y durante esos mismos días haga una ofrenda al lar familiar de acuerdo con sus recursos. Cuide de tener guisado el alimento para ti y para los esclavos. Tenga muchas gallinas y huevos. Tenga peras secas, serbas, higos, uvas pasas, serbas en arrope, y peras y uvas en toneles, membrillos, uvas en orujo y en orza metidas en tierra, y nueces de Preneste frescas en orza metidas en tierra; manzanas de Escantio en toneles, y otras que suelen guardarse en conserva, y las silvestres: tenga cuidadosamente reserva de todo ello cada año. Sepa hacer una buena harina y un farro fino." (Catón, De Agricultura, 143)
Sin embargo, en algunos casos las taberneras podían ser ciudadanas libres o libertas que eran propietarias de sus negocios y los regentaban, o bien podían ser co-propietarias con sus maridos o trabajadoras trabajadoras de sus antiguos amos.
"A los dioses Manes. Sentius Víctor lo hizo para su querida esposa Sentia Amarantis de cuarenta y cinco años con la cual vivió diecisiete años."
Los oficios que generalmente se relacionaban mayormente con el entorno doméstico eran los de hilandera, tejedora y costurera. El oficio de hilandera, se reservaba para esclavas o para mujeres de muy poca capacidad económica, que intentaba aumentar sus ingresos familiares con su trabajo.
"A mí me toca dislocarme los dedos hilando lana noche y día para que al menos no falte en la habitación la luz de una simple candela." (Apuleyo, Las Metamorfosis, IX, 5, 5)
Cuando las mujeres por su nuevo status social dejaron de dedicarse a labores textiles en su casa, fueron sustituidas por esclavas domésticas.
"Toma parte de las deliberaciones una vieja esclava promovida al cargo de la lana y ya jubilada de la aguja." (Juvenal, Sátiras, VI, 495)
Cuando era necesario, se recurría a trabajadores especializados, que o bien realizaban sus labores en su propio hogar o ejercían su oficio en negocios que se dedicaban a la confección de prendas textiles. Las mujeres participaban en estas tareas por las que se solía pagar muy poco dinero, aunque ello servía para mejorar la economía familiar.
Algunas mujeres dirigían estos negocios o al menos contrataban a otras mujeres para cumplir con los encargos que les habían encomendado.
"Con dificultad he recibido el material del tintorero el 10 de julio. Estoy trabajando con tus esclavas lo mejor que puedo. No puedo encontrar mujeres que trabajen con nosotras, porque están todas trabajando con sus amas. Nuestra gente ha estado recorriendo toda la metrópolis ofreciendo salarios más altos." (Carta de Eudaimonis a Aline. Papyrus Bremen 63, Hermópolis, 16 julio 116 d.C.)
La fabricación de calzado también era una ocupación de tipo artesanal que podía emplear a mujeres que trabajaban por su cuenta o conjuntamente con sus maridos. "Marcus Acilius Is [...] obsequió este monumento funerario a Septimia Stratonice, zapatera (
sutrix), su querida amiga, por sus buenas acciones hacia él. La otra (mitad) es para su hijo Acilius Fortunatianus." (CIL 14, 4698, Ostia, s. II d.C.)
Algunas actrices, bailarinas y cantantes obtuvieron importantes éxitos junto con el reconocimiento del público, a pesar de que eran consideradas infames. La actuación ante un público era considerada una humillación tanto moral como social. Muchos espectáculos mezclaban bailes eróticos con el uso de instrumentos musicales, lo cual hacía que esta profesión no tuviera una buena reputación a los ojos de la moral romana.
"Para ella quien una vez ganó una fama extraordinaria en el escenario entre muchas gentes y ciudades por sus múltiples talentos en los mimos y también en los coros de bailarinas y cantantes, la actriz
Las mujeres que se dedicaban a la escena tampoco gozaban de buena consideración social, y solo consiguieron cierta fama algunas, ya que la mayoría desempeñaba su oficio con bastante precariedad y con salarios muy bajos.
mima Bassilla, la décima musa, quien a menudo murió en el escenario, pero nunca de este modo, el actor y experto recitador, Heracleides, erigió esta estela. Es verdad que en la muerte ella recibió igual honor que en vida, ya que su cuerpo descansa en suelo consagrado a las Musas. Esto es lo que tenía que decir. Tus compañeros dicen: Ten valor, Bassilla, nadie es inmortal." (IG 14, 2342, Aquilea, Italia)
Las mujeres dedicadas a la escena solían tener orígenes muy humildes, siendo esclavas, libertas o extranjeras en su mayor parte. Con frecuencia, los amos invertían su dinero en la formación artística de sus siervas con el fin de obtener beneficios económicos gracias a su trabajo a largo plazo, pues estas empezaban su formación y su oficio a muy temprana edad.
"Éucaris, liberta de Licinia, docta doncella, instruida en todas las artes, vivió 14 años. Detén tu paso, tú que con mirada errante observas las mansiones de la muerte, y lee entero mi epitafio, que el afecto de un padre dedicó a su hija, para que se depositaran allí los restos de su cuerpo. Cuando aquí mi juventud florecía abundantemente con las artes y, con el paso del tiempo, ascendía hacia la gloria, la triste hora de mi destino llegó hasta mí e impidió que el aliento de la vida avanzase más allá. Culta, educada casi por la mano de las musas, yo que hasta hace poco adorné con mi baile los espectáculos de los nobles y aparecí como la más distinguida ante el público en la escena griega, he aquí que las hostiles Parcas han depositado mis cenizas en este túmulo con un poema. La dedicación, cuidado y amor de mi patrona, mis glorias y mi éxito se desvanecen, incinerado mi cuerpo, y guardan silencio en la muerte. He dejado lágrimas para mi padre, a quien he precedido en la muerte, a pesar de haber nacido después. Ahora mis catorce años están retenidos conmigo en la oscuridad eterna de la morada de Dis." (CIL VI.1214)
La mujer podía dedicarse al comercio de productos alimentarios y ser propietaria de negocios comerciales a gran o mediana escala destinados bien a la venta, producción, fabricación o transporte de los productos. El término
negotiatrix parece indicar tanto a la propietaria como a la encargada del negocio.
En los mercados muchos puestos de artículos de alimentación estuvieron regentados por mujeres.
"A los dioses Manes de Abudia Megiste, la muy leal liberta de Marcus. Marcus Abudius Luminaris, su patrón y también marido lo erigió para su esposa que bien lo merecía, comerciante de grano y verduras en la Escala Mediana, y para él, sus libertos y libertas y sus descendientes. También para Marcus Abudius Saturninus, su hijo, de la tribu Esquilina, que vivió ocho años." (CIL 6, 9683 = ILS 7488, Rome)
Las ciudades romanas tenían numerosas tiendas y talleres donde artesanos y artesanas fabricaban y vendían sus productos. La mayoría de negocios los atendían familias en las que todos sus miembros trabajaban en ellos, a veces con sus esclavos. "Cornelia Venusta, liberta de Lucius, una fabricante de clavos (
Algunas inscripciones funerarias mencionan a mujeres que trabajaban solas o junto a sus maridos para realizar diversos objetos cotidianos o de lujo que eran demandados por la sociedad. La mención de su oficio destaca el orgullo por su desempeño y el estatus social que les otorgaba.
clavaria), lo hizo mientras vivía para ella y su esposo Publius Aebutius, hijo de Marcus, de la tribu Stellantina, fabricante de clavos y Augustal, y para la liberta Crescens y para Muro, su delicia." (CIL 5, 7023 = ILS 7636)
Existen documentos y textos legales que muestran a mujeres como propietarias de negocios con potestad de legar sus propiedades, los bienes muebles y las herramientas con las se trabaja en ellos. "Aurelia Ammonia también conocida como Zois, hija de Hermon, de la muy gloriosa ciudad de Oxirrinco, actuando en virtud del derecho de los hijos, saludo a mis hijos Aurelius Paulus y Dionysios, hijos ambos de mi fallecido marido Aurelius Her[ ].
Una mujer de Oxirrinco dona su negocio de lavandería ( fullonica) a sus hijos a partes iguales en vida a condición de seguir al frente de ello hasta su muerte cuando pasará a manos de ambos.
Dado que tú, Dionysios, desde la muerte de tu padre has permanecido a mi lado, tu madre, y has trabajado en la fullonica y no me has abandonado, sino que has tratado a tu madre con amabilidad, reconozco que he cedido a mis dos hijos a partes iguales, todo el negocio de la lavandería y sus instalaciones, que yo he levantado y cuidado con mi trabajo, y todo lo demás concerniente a dicho negocio a condición de que yo lo dirija hasta el momento de mi muerte, cuando vosotros dos, Paulos y Dionysios, tomareis posesión de ello con vuestros hijos y descendientes, y que yo tendré el poder de usarlo, controlarlo y administrarlo sin ningún impedimento." (Papiro Coll. Youtie II 83. Oxirrinco)
Los propietarios de tierras con depósitos de arcilla o de alfarerías atendían a la fabricación de piezas cerámicas y eran dueños de los productos elaborados, como ladrillos, tejas y vasijas cerámicas. A raíz del incremento de la construcción, las áreas cercanas a Roma que eran ricas en arcilla para producir ladrillos se convirtieron en posesiones muy rentables para sus propietarios. El trabajo se realizaba en talleres dirigidos por gerentes, tanto hombres como mujeres (
officinatores y officinatrices) que se encargaban de controlar y organizar la producción. Podían ser esclavos, libertos o libres, pero se incluía su nombre, junto con el de los propietarios en los sellos con los que se marcaban los ladrillos.
Un entorno laboral en el que las mujeres tuvieron alguna opción de entrar fue el de la salud y cuidados de los demás. En Roma las
medicae y las obstetrices fueron mujeres dedicadas principalmente a atender las enfermedades típicas de las mujeres y los embarazos y partos. Las primeras ocupaban un espacio social más elevado que el de las segundas, y no demasiado diferente del que ocupaban los médicos varones. Las médicas no solo se dedicaron a las dolencias femeninas, sino que también trataron afecciones oculares y de otro tipo.
"Consagrado a los dioses Manes. Para Julia Saturnina, de cuarenta y cinco años, una esposa incomparable, médica excelente y mujer muy venerable. Cassius Philippus, su esposo, lo erigió por sus méritos. Aquí yace. Que la tierra te sea leve." (CIL II, 497 = ILS 7802, Mérida, España)
Las
medicae en general, podían ejercer su oficio solas o en compañía de su marido, o junto a su patrón en caso de las libertas. La posibilidad de aprender el oficio se daba yendo a una academia de medicina o como acompañante y aprendiz de un médico en ejercicio. En el primer caso, solo una mujer con dinero y de una familia pudiente podría haber asistido, pero dichas mujeres no formaban parte del mundo laboral habitual por las costumbres y moralidad de la época. En el segundo caso, lo más probable es que una medica acabase aprendiendo su oficio al ejercer junto a su patrón o su marido.
El médico Glicón recuerda a su esposa Panthia en una estela que honra sus virtudes y reconoce su fama junto a la de él en el arte de curar. La mención de que su capacidad como médicos son iguales a pesar de que Panthia sea mujer indica que no era habitual que una mujer destacara en el arte de la medicina.
"Adiós, Panthia, de tu esposo. Tras tu muerte, me queda la pena por tu cruel muerte. Hera, la diosa del matrimonio, nunca conoció una esposa igual: tu belleza, tu sabiduría, tu castidad. Tú me diste hijos completamente iguales a mí; tú cuidaste de tu esposo y de tus hijos; tú guiaste recto el timón de nuestro hogar y elevaste nuestra fama común en la curación - aunque eras mujer no ibas detrás de mí en habilidad. En reconocimiento tu esposo Glicón erigió esta tumba para ti. También enterré aquí el cuerpo de [mi padre] el inmortal Filadelfo, y yo mismo yaceré aquí cuando muera, dado que solo contigo compartí mi lecho cuando estaba vivo, así pueda yo cubrirme en la tierra que compartimos." (Pérgamo, s. II d.C. IGRRIV.507)
Ello prueba que había mujeres a las que se educaba en los estudios médicos por parte de renombrados médicos que traspasaban a sus pupilos, ya fueran hombres o mujeres, su saber."Poblicia Aphe, liberta de una mujer, comadrona (
Las comadronas ( obstetrices) asistían a las mujeres en los partos, cuidaban de los recién nacidos y trataban a las pacientes femeninas de sus enfermedades ginecológicas. La mayoría de ellas eran esclavas o libertas que habían aprendido en las casas de las familias de las élites, pero había algunas que eran nacidas libres.
obstetrix). Que tus huesos descansen en paz. Vivió veintiun años. (CIL 6, 9723 Rome)
La "A los dioses Manes. Yo, Julia Primigenia, comadrona ("A los dioses Manes de Valia Callista, médica y comadrona (
iatromea (de la palabra griega iatros, médico, y de maia, comadrona) podía definir a la mujer que ejercía tanto como médica como comadrona y por tanto ayudaba en partos y trataba afecciones ginecológicas y otras más generales.
maia) que salvé a muchas mujeres, no escapé al destino. Después de una buena vida, partí a la casa de los difuntos, donde había un lugar reservado para mí entre los piadosos. Su amante esposo Tiberius Julius Hierax lo mandó inscribir para su esposa como grato recuerdo." (IGUR 1240, Roma)
iatromea). Caecilius Lysimachus lo hizo para su esposa." (CIL VI, 9478, Roma)
En algunos casos a la nodriza se le atribuía la misma autoridad moral que al "Consagrado a los dioses Manes. Para Crispina, esposa divina, nodriza (
pater familias por lo que se le encargaba la misión de criar a los hijos de la familia durante su infancia. Ser la nodriza de los hijos de una familia importante suponía, en cierta medida, un reconocimiento social.
nutrix) de dos senadores. Albus, su esposo con el que vivió diecisiete años, lo mandó hacer para su esposa que lo merecía. Vivió treinta años y dos meses. (CIL 6, 16592 = ILS 8531 Roma)
"A los dioses Manes de Servia Cornelia Sabina, liberta de Servio. Servio Cornelio Dolabella Metiliano (cónsul en el año 113 d.C.) lo hizo para su nodriza y niñera que bien lo merecía." (CIL 6, 16450 = ILS 8532, Roma)
Entre los oficios desempeñados por mujeres se encuentran los relativos al cuidado del cuerpo y la belleza, como peluqueras ("A los dioses Manes de Licinia Primigenia,
ornatrices), depiladoras ( resinarias), maquilladoras ( cosmetae), masajistas o las perfumistas y vendedoras de ungüentos.
ungüentaria. Licinius Amomus lo hizo para su madre que lo merecía. Vivió setenta y un años." (CIL 10, 1965)
Bibliografía
La mujer y el trabajo en la Hispania prerromana y romana: Actividades domésticas y profesionales; Carmen Alfaro Giner
Feminae frente al negotium: mujer y comercio en la Roma altoimperial; Sonia Pardo Torrentes
Obreras y empresarias en el Periodo Romano Alto Imperial; Pilar Fernández Uriel
Mujeres y economía en la Hispania romana. Oficios, riqueza y promoción social. Silvia Medina Quintana
Mujer, comercio y empresa en algunas fuentes jurídicas, literarias y epigráficas; Carmen Lázaro Guillamón
Mujeres infames en la sociedad romana del alto imperio; Francisco Cidoncha Redondo
Extranjeras en Roma y en cualquier lugar: mujeres mimas y pantomimas, el teatro en la calle y la fiesta de Flora, Sabino Perea Yébenes
Mujeres en la escena romana a través de la epigrafía, Helena Lorenzo Ferragut
Wet-nursing in the Roman Empire: Indifference, efficiency and affection; Anna Sparreboom
Lower Class Women in the Roman Economy; Susan Treggiari
Women and Society in Greek and Roman World: a Sourcebook, (ed.) Jane Rowlandson
Women-and-society-in-the-roman-world-a-sourcebook-of-inscriptions-from-the-roman-west; Emily A. Hemelrijk
Women´s Letters from Ancient Egypt, 300 BC- 800 AD; Roger S. Bagnall and Raffaella Cribiore