En la secuencia temporal de la evolución darwiniana de los primeros grandes pívots de la historia de la NBA, siempre se ha mantenido la línea evolutivo de George Mikan, Bill Russell, Wilt Chamberlain... pero entre ellos falta el eslabón perdido... Neil Johnston.
Esa continua omisión de Johnston es prácticamente normal teniendo en cuenta que se dieron todas las circunstancias posibles para que esto fuera así.
Neil Johnston en su juventud siempre vio el baloncesto como un deporte secundario. Realmente su deporte principal y favorito era el béisbol, tanto como para abandonar la universidad de Ohio State, para firmar un contrato profesional con los Philadelphia Phillies con los que nunca llegó a jugar, ya que pasó a formar parte de una especie de filial llamados los Terre Haute Phillies donde si jugó dos años y medio como pitcher.
Tras esa etapa fallida en el béisbol decidió darle una oportunidad a sus 203 cm en el baloncesto y tras pasar por un campus con los Warriors firmó un contrato profesional con el equipo de Philadelphia.
Johnston llegó en un momento en el que la máxima estrella de la liga era otro pivot... George Mikan.
Mikan era el líder de los Minneapolis Lakers que ganaron 5 títulos de Campeón en los primeros años de la NBA. Concretamente los tres últimos de 1952 a 1954 coincidieron con los tres primeros años de Johnston en la liga.
Tras el declive de Mikan se abrió un periodo ventana de dos temporadas hasta que en 1956 llegó a la liga un nuevo jugador... Bill Russell el cual sería el complemento perfecto para los Celtics de Bob Cousy y con el que dio comienzo la etapa de mayor dominio de un equipo de la historia de la NBA.
Precisamente en esos años entre los periodos de Mikan y Russell y especialmente en los dos años del periodo ventana entre ambos es cuando tuvo una mayor visibilidad Neil Johnston.
En las 8 temporadas que pasó en la NBA consiguió ser 6 veces All Star, lo cual es todo un hito teniendo en cuenta que su primera temporada fue de adaptación y la última prácticamente no pudo disputarla tras una grave lesión de rodilla que terminó siendo la causa principal de su retirada.
Además fue miembro en cuatro ocasiones del mejor equipo de la NBA, tres veces máximo anotador de la liga, una vez máximo reboteador y fue clave en el Título de los Warriors de 1956 tras promediar 20.3 puntos, 14.3 rebotes y 5.1 asistencias por partido en los Playoffs de aquel año.
Tras Russell llegó Chamberlain y entre los tres grandes pivots del inicio de la historia de la NBA, solaparon la carrera de un jugador que merece un mayor reconocimiento histórico.
Los logros de Johnston fueron más que notables ya que liderar un equipo al anillo y conseguir ser el máximo anotador de la liga en tres ocasiones consecutivas sólo lo han logrado hombres precisamente como George Mikan, Wilt Chamberlain, Michael Jordan o Kevin Durant... casi nada.