Con poco tiempo y no muchas ganas de escribir, les dejo un par de canciones, rabiosa una, dulce la otra. Quizá son la misma canción, y la rabia y la dulzura son idénticas, me digo hoy.
Pocas veces puede uno oír un tema en directo que tenga un final de más de dos minutos. Neil Young (hacía mucho tiempo que no lo traía por aquí) lo hace. Cada vez que lo veo, me gusta más y, no sé, hay algo en mí que pide parecerme a él.
El segundo tema, la deliciosa toma de Flightless bird, de Iron and Wine, la puse hace un año, pero me apetece volver a traerla, volver a acercarme a esta canción que, hoy, necesito escuchar. Espero comprendan la repetición y la disfruten.
Poco más, como les decía. No me dirán que no les apetece este fresquito que todo lo cubre. Viene algo más de frío, pero al cuerpo -creo- le sienta bien. Disfruten del fin de semana. Gracias por su tiempo y generosidad. Besos y abrazos.
Hace un año y un día: Pido que sea hoy el viernes prometido, de Alberto Santamaría
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