Nelson Mandela y el partido que salvó una Nación

Nelson Mandela y el partido que salvó una Nación

6 de diciembre de 2013

Miscelánea, Rugby

No es sencillo vincular la historia de un político con un deporte o si se quiere ver a la inversa, la de un deporte con un político. Sin embargo el caso de Nelson Mandela es especial y bastante ilustrativo de cómo una disciplina deportiva, en este caso el rugby, puede hacer tanto por un país. Y es que el deporte oval jugó un papel fundamental en la caída y destrucción definitiva del deleznable apartheid que presidió Sudáfrica durante casi medio siglo.

Desde antes incluso de su elección como Presidente, Mandela fue consciente de la labor social del deporte, algo que pudo comprobar de primera mano en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992. Por tanto, en un país como Sudáfrica en donde el rugby era una religión para la minoría blanca y uno de los símbolos de la enorme división racial del país, “Madiba” aplicó para ello la misma receta que utilizó para todo lo demás: la clave no reside en destruir a tu rival o imponer tus ideas frente a las suyas, lo importante es llegar hasta él directamente mediante el respeto y lograr la admiración mutua. Por ello buscó con ahínco la celebración del Mundial en 1995 y, una vez conseguida, centró su atención en Francois Pienaar, capitán de los Springbooks al cual le pidió encarecidamente ganar la Copa del Mundo, no como algo personal, ni como una satisfacción para el grupo, sino como un fin superior.

Y lo consiguió. Toda Sudáfrica, blanca y negra, celebró en las calles del país aquel Título frente a la Nueva Zelanda de Jonah Lomu y Sean Fitzpatrick. Y como bien dijo Pienaar, tras recibir la copa Webb Ellis de manos de un Mandela ataviado con la camiseta Springbook (símbolo de aquella sociedad que sometió a su pueblo durante décadas):

“No hemos ganado para los 60.000 aficionados que hay en el estadio, hemos ganado para los 43 millones de sudafricanos”

Ahora Mandela descansa en paz en un país que desterró el racismo gracias, entre otras cosas, a aquella lejana tarde del 24 de junio de 1995 en Ellis Park, otrora sede del deporte afrikaneer por excelencia.

DAVID ABELLÁN FERNÁNDEZ