Ya desde el comienzo de cualquier reseña de una obra de Isaac Asimov se suele saber que la crítica u opinión de la misma va a ser positiva. Y es que, cualquier lector que se acerque a una novela de este autor pude adivinar que tiene por delante horas de disfrute. Sin ser su mejor libro, Némesis tiene todos los ingredientes para ser una historia de ciencia ficción futurista que no defrauda a los incondicionales del género. Así que sí, me ha encantado este libro y, sí, todas mis impresiones plasmadas a continuación van a ser buenas. ¡Vamos allá!
Némesis arranca en un futuro no demasiado lejano (siglo XXIII) pero nada halagüeño para la humanidad: la Tierra es un planeta caótico y casi agónico y se han creado colonias espaciales en las que el hombre intenta sobrevivir, pero que se encuentran con muchos problemas e inconvenientes difíciles de resolver. Con la vista puesta en las estrellas, un grupo de científicos liderado por Eugenia Insigna, descubre la existencia de Némesis, una enana roja que posee su propio sistema planetario y que puede suponer la salvación de la especie humana. Con la intención de estudiar sus posibilidades y adelantarse a otras facciones, este grupo de científicos decide desplazar en secreto la colonia Rotor hasta este nuevo sistema, para establecer una sociedad más fuerte y superior al resto, que domine sobre las demás en un futuro orden planetario. Pero en la Tierra no tardan en descubrir los planes de Rotor, y se crea una obsesión por desarrollar la tecnología que permita viajar a la velocidad de la luz, iniciándose así una especie de carrera por la conquista de otros mundos, como ya ocurriera con la conquista de América, solo que a mayor escala. Todo se complica todavía más cuando se descubre que Némesis podría estar desplazándose, amenazando la integridad de la Tierra en 5000 años y las dudas en materia moral y ética empiezan a asaltar a algunos de los personajes implicados en este viaje secreto hacia la esperanza.
Con un desarrollo sencillo a pesar de la complejidad de las ideas plasmadas en esta novela, Asimov es fiel a su estilo en esta novela que escribió en la última etapa de su vida, poniendo de manifiesto de forma limpia y sin complicaciones temas ya explotados en otras obras como el futuro de la humanidad en las estrellas, los viajes espaciales, la exploración de la galaxia y la tecnología futurista. Ciencia, ficción y ética se entremezclan en esta historia fascinante que aporta un plus con un personaje bastante extraordinario: la joven Marlene (hija de Insigna y un terrícola), nacida en Rotor, la cual parece poseer cualidades extraordinarias, desarrollando en un momento dado un vínculo telepático y casi místico con Erythro, el planeta en el que podría establecerse la especie humana.
Te habrás percatado de que he hablado de ética como uno de los temas predominantes en Némesis, y es que esta historia espacial es muy humana, y algunos de sus protagonistas se enfrentan al dilema moral que supone el avanzar hacia un futuro prometedor dejando atrás a su suerte al planeta Tierra, el lugar del que procede el ser humano a pesar de todo. El libro profundiza también en el arraigo que siente el hombre por sus orígenes y en la contraposición entre la curiosidad y fascinación que le suponen la conquista de otros planetas y el miedo a perder su conexión con la Tierra y su hábitat natural pese a la decadencia social y medioambiental que ahora caracteriza a este planeta.
Asimov nos hace reflexionar en esta novela que se lee de un tirón y que, aunque dista de ser su mejor obra, no deja de suponer todo un placer para la mente ávida de viajes futuristas, conocimientos científicos y logros imposibles que, ¿quién sabe? puede que algún día dejen de estar en el ámbito de la ciencia ficción para pasar al plano de la realidad.