Los israelíes apuestan por Benyamin Netanyahu y una de las claves ha estado en miedo provocado por las ligeras concesiones a los palestinos que Herzog planteó durante la campaña. Después de unas primeras semanas centrado en el miedo a Irán, el líder del Likud rescató el conflicto palestino para alertar de los riesgos que conllevaría el cambio de rumbo en Israel. 24 horas antes del cierre de las urnas dejó claro que si vencía no permitiría la formación de un estado palestino y los ciudadanos le han apoyado para que pueda gobernar por quinta vez (en cuatro mandatos distintos). La participación roza el 72%, la más alta de los últimos 15 años y los israelíes han mostrado su firme respaldo a Netanyahu, que ya ha puesto en marcha los contactos para forma gobierno, una negociación que no debería complicarse ya que durante la campaña ha mostrado su acercamiento a las fuerzas ultranacionalista y religiosas que han obtenido escaños suficientes para alcanzar los 61 asientos.
A mí que pacte con los ultranacionalistas y religiosos, que la azotea, como todos los extremistas, no la tienen muy bien, no me entusiasma. Estamos todos de acuerdo en que no son islamistas pero los judíos ortodoxos no sé yo si van a influirle para bien o para mal. En todo caso, va a haber muchos que este resultado se les haya atragantado.
Eso sí es ciertamente descriptivo que más que Irán, a los israelíes les preocupan los palestinos. Irán está un poco apartado. Los palestinos están justo al lado. Esto es interesante, porque siempre se nos dice a los demás que nos preocupemos por lo que pasa lejos (y es, desde mi punto de vista, lo más lógico: quien ataca a 1000 km puede atacar aquí, si encuentra oportunidad y le es rentable).
Lo que no lo es, es sólo preocuparte del peligro más cercano, cuando el un poco más apartado tiene una red internacional de terrorismo que se extiende cada día más, favoreciendo a Hizbulá -que actúa en el Líbano, o sea, en la frontera con Israel- y está negociando un programa nuclear supuestamente pacífico pero al que no deja acceder libremente a los interventores internacionales.
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