Revista Salud y Bienestar

¿Neumonía atípica o Legionella?

Por Itato

La Legionella (o “enfermedad del legionario”) es una infección bacteriana producida principalmente por la ‘Legionella Pneumophila’, si bien algunos de los casos documentados han sido causados por otras especies de Legionella.

El primer caso de legionelosis fue registrado en 1947, y el primer brote comprobado se remonta al año 1957 en Minnesota, EEUU. En ambos casos se identificó la enfermedad de forma retrospectiva, pues la Legionella se definió por primera vez tras el brote que estalló en 1976 entre los participantes de una convención de la Legión Americana en Filadelfia. También han ocurrido brotes en España, siendo el más reciente el caso de un hotel en Alicante donde tres turistas británicos fallecieron, y tres ciudadanos belgas y cinco españoles debieron ser tratados por Legionella en Julio del 2012.

Los casos se producen predominantemente en verano y también al inicio del otoño, si bien pueden tener lugar en cualquier época del año. Frecuentemente los síntomas se asocian con la neumonía atípica, y suele presentarse como un cuadro de fiebre, escalofríos y tos, que aparecen entre dos y catorce días después del contagio. Es importante destacar que la mortalidad de un cuadro de Legionella sin tratamiento adecuado puede ser elevada. Por esta razón, un superviviente de esta enfermedad ha comenzado en Estados Unidos una campaña de concienciación, tras perder ambas piernas y uno de sus brazos a causa de la Legionella. Actualmente, no hay ningún requisito general para realizar pruebas en posibles focos de Legionella, a menos que haya dado lugar a un brote, por lo tanto no existe un plan de prevención establecido. En España las normas sobre legionella están reguladas por el Real Decreto 865/2003.

Un informe realizado previo a los Juegos Olímpicos del año pasado concluyó que Londres podría experimentar un brote de Legionella con consecuencias catastróficas debido al manejo pobre de las torres de refrigeración y los condensadores evaporativos. Por otro lado, el Ministerio de Sanidad y Consumo de España lanzó la red nacional de vigilancia epidemiológica, incluyendo la legionelosis como una enfermedad de notificación obligatoria con declaración semanal y datos epidemiológicos básicos. Sumado a esto, España forma parte del European Working Group For Legionella Infections (EWGLINET) que tiene como misión la vigilancia de casos de legionelosis asociados a viajes.

Datos de la vigilancia epidemiológica

La Legionella es una bacteria que vive y se desarrolla en ambientes acuáticos naturales (ríos, lagos, embalses, etc.), desde donde puede colonizar los sistemas de abastecimiento de agua de las ciudades.  La bacteria necesita un medio templado de entre 20 y 45° de temperatura para que se produzca un brote, y al ser expuesta a los 70°C finalmente muere. Esta es la razón por la que la Legionella crece en tanques de agua, tuberías y cañerías del aire acondicionado de los edificios de gran tamaño.

Transmisión de la enfermedad

La infección se contrae por vía aérea, es necesario inhalar el germen que el aire transporta dentro de gotitas de agua contaminada. Este tipo de gotas se producen principalmente en las torres de refrigeración, los aparatos de enfriamiento evaporativo y los sistemas de distribución de agua caliente sanitaria. La enfermedad no se transmite al beber agua, ingerir alimentos, o por uso compartido de utensilios. No se ha demostrado que exista la propagación de la bacteria de una persona a otra.

Síntomas de la Legionella

Como os comentamos anteriormente, los síntomas pueden manifestarse como una infección pulmonar caracterizada por una neumonía con fiebre alta. Los síntomas pueden abarcar:

  • - Dolor torácico
  • - Expectoración de sangre
  • - Fiebre
  • - Síntomas gastrointestinales, tales como diarrea, náuseas, vómitos y dolor abdominal
  • - Molestia generalizada, intranquilidad o indisposición general
  • - Dolor de cabeza
  • - Dolor articular
  • - Falta de coordinación (ataxia)
  • - Pérdida de energía
  • - Rigidez y dolores musculares
  • - Tos improductiva
  • - Escalofríos y temblores
  • - Dificultad para respirar

Tratamiento de la legionelosis

El tratamiento debe incluir antibióticos tipo quinolonas (ciprofloxacina, levofloxacina, moxifloxacina o gatifloxacina), o macrólidos (azitromicina, claritromicina o eritromicina).

Medidas sanitarias preventivas

Limpieza y mantenimiento son dos factores claves a la hora de mantener a raya a la Legionella. Por esta razón, se deben tomar medidas para evitar el estancamiento del agua, la acumulación de nutrientes y el rango de temperaturas en el cual la bacteria se desarrolla. En el caso de los edificios que cuentan con tanques de agua fría de consumo humano, se recomienda taparlos con una cubierta impermeable a fin de protegerlos del calor excesivo y de la contaminación.

En el hogar, se recomienda:

  • La comprobación del estado y la estructura de depósitos de agua.
  • Limpieza y desinfección una vez al año.
  • Evitar el uso de filtros y accesorios innecesarios en las duchas y grifos, y si existen se deberá extremar su limpieza.
  • Utilizar difusores de gota gruesa en las duchas.
  • Purgar aquellos grifos con poco uso semanalmente, dejando correr el agua por 5 minutos.
  • Una vez al año deberéis desmontar los difusores y/o filtros y desinfectarlos, sumergiéndolos en un litro de agua con 10 gotas de lejía durante 30 minutos.
  • Si dispone de jacuzzi o bañera de hidromasaje, se recomienda limpiar y desinfectar la bañera, después de cada uso.

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