Neumonía, pulmonía, intersticial, bilateral, neumocócica, atípica. Son expresiones que leemos y escuchamos en el ámbito sanitario. Más en estos últimos años por mor de la dichosa Covid. Sin embargo, los que no somos especialistas desconocemos en profundidad los matices que implican algunos de esos vocablos.
Para empezar hay que aclarar que pulmonía y neumonía hacen referencia a la misma cosa, que no es otra que la infección de los pulmones por microorganismos (bacterias, virus, parásitos y hongos). Las causadas por bacterias y virus son más frecuentes, e incluso se pueden combinar. Sus síntomas característicos son tos, expectoración, fiebre y dolor torácico, además de la lógica dificultad respiratoria dada la función esencial del pulmón.
Una clasificación frecuente que podemos leer en las historias clínicas es la de neumonía adquirida en la comunidad (NAC) o extrahospitalaria y neumonía nosocomial o intrahospitalaria. Aparte de la obvia diferencia hay que tener en cuenta que esta última debe aparecer tras 48 horas del ingreso y que si aparece neumonía en los 7 días posteriores al alta hospitalaria también se considera como nosocomial. Un subgrupo es la neumonía asociada a ventilación mecánica (NAV), que aparece en pacientes sometidos a la misma al menos 48 horas. La neumonía nosocomial suele ser más grave dado que sus causantes son más agresivos, más resistentes a la medicación y que el paciente hospitalizado tiene factores desfavorables (enfermedad previa y/o causa del ingreso, debilitamiento, medicación, inmunocompromiso). Por ejemplo, la cirugía abdominal o torácica altera el patrón respiratorio y puede afectar a un mecanismo defensivo como es la tos.
Las neumonías por broncoaspiración (NA) se produce por el paso de un cuerpo extraño de la orofaringe o desde el conducto digestivo a la vía respiratoria, y suelo ocurrir en personas mayores, con dificultades para deglutir el alimento, que han tenido vómitos, o con alteración del nivel de conciencia.
Cuando hablamos de neumonía intersticial no es más que la manera de calificar la afectación histopatológica, con alteración alveolar, proliferación de fibroblastos, depósitos de colágeno y finalmente fibrosis.
Terminamos con la denominación de neumonía atípica. Como su nombre indica tiene un curso distinto del habitual, con comienzo menos claro, febrícula o tos menos productiva.
Añadimos una forma de clasificación pronóstica, la propuesta por Fine y que lleva su nombre o pneumonia severity index (PSI). Adscribe al paciente en una escala de 1 a 5 en función de 20 parámetros que indican el riesgo de mortalidad.
Como fisioterapeutas que comparten pacientes y espacios con otros profesionales debemos manejar un léxico común que facilite el diálogo. Aunque este puede y debe aprenderse en gran medida en nuestros estudios reglados, otras veces la aprendemos “a golpe de pacientes” y de sus historias. Leámoslas.
Para saber más:
Introducción a la neumonía. En https://www.msdmanuals.com/es-es/hogar/trastornos-del-pulm%C3%B3n-y-las-v%C3%ADas-respiratorias/neumon%C3%ADa/introducci%C3%B3n-a-la-neumon%C3%ADa
¿Qué es la neumonía? En https://www.nhlbi.nih.gov/es/salud/neumonia .
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