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Keanu Reeves protagonizó en Fugitivo del futuro (1995) el rol de un mensajero con un implante cerebral capaz de almacenar 160 gigabytes de datos para transportarlos de forma secreta. Lo que hace casi 30 años tan solo era imaginable en un guion de ciencia ficción, hoy se hace real con el anuncio de la instalación del primer chip cerebral en una persona.
Detrás de esta hazaña –tan polémica como disruptiva– está ni más ni menos que el magnate Elon Musk, y su compañía biotecnológica Neuralink, quien con el inicio de 2024 comunicó la noticia en su perfil de la red social X: “El primer ser humano recibió un implante Neuralink y se está recuperando bien. Los resultados iniciales muestran una prometedora detección de picos neuronales”.
Acto seguido hizo referencia a Stephen Hawking, el científico británico fallecido por ELA: “Imagina que Hawking se hubiera podido comunicar más rápido que un mecanógrafo o un subastador. Ese es el objetivo”.
Por supuesto que el hecho trajo repercusiones en todo el planeta y sobre todo la discusión ética-filosófica de hasta dónde es capaz de llegar el hombre con la tecnología. Lo cierto es que cada vez más esas escenas que solo podía reproducir el cine de ciencia ficción, comienzan a ser parte de un universo hasta ahora desconocido.
Wireless charging of implants needs to be easy, performant, and safe. Here’s a demonstration of how we stress test our control loops that manage the charger’s output power to wirelessly charge our implant at various distances and angles📈 pic.twitter.com/bdSL1VmxtA
— Neuralink (@neuralink) October 3, 2023
Ya en noviembre del año pasado, Neuralink había anunciado la fase de prueba en humanos de sus chips cerebrales con el objetivo de recabar datos del cerebro y trasladarlos de manera inalámbrica a un dispositivo electrónico que interpretaría pensamientos humanos. El permiso fue otorgado por el regulador farmacéutico Food and Drug Administration (FDA), la oficina que supervisa productos, medicinas y procedimientos quirúrgicos de Estados Unidos.
En ese entonces, Musk también se pronunció a través de la red social que él mismo preside: “¡Nos complace compartir que hemos recibido la aprobación de la FDA para lanzar nuestro primer estudio clínico en humanos! Este es el resultado de un trabajo increíble realizado por el equipo de Neuralink en estrecha colaboración con la FDA y representa un primer paso importante que algún día permitirá que nuestra tecnología ayude a muchas personas. El reclutamiento aún no está abierto para nuestro ensayo clínico. ¡Anunciaremos más información sobre esto pronto!”.
A pocas semanas de recibir luz verde para comenzar con los ensayos clínicos, la empresa avanzó con un producto llamado Telepathy, diseñado en principio para usuarios con parálisis. Para esta fase de experimentación se citaron voluntarios de entre 18 y 40 años, dispuestos a ponerse en prueba durante seis años. Se estima que hacia 2030 se habrá llegado a las 22.000 cirugías experimentales.
El chip en cuestión está conectado a 1024 electrodos diminutos y funciona con una batería que se puede recargar de forma inalámbrica. A través de este dispositivo se crea una interfaz cerebral generalizada para restaurar la autonomía de quienes hoy tienen necesidades médicas insatisfechas.
Según indicaron científicos de la empresa, el implante se colocó con la asistencia de un robot que insertó el chip en una zona que controla los movimientos, luego de retirar una pequeña porción de cráneo para conectar los electrodos. Todo el procedimiento llevó unos 30 minutos y no requirió anestesia.
Como resultado se espera que el paciente pueda controlar el cursor o el teclado de un smartphone o computadora, únicamente utilizando sus pensamientos, mediante la interfaz de miles de esos pequeños electrodos incrustados en el órgano humano para leer señales emitidas por las neuronas y transmitirlas a un dispositivo electrónico usando Bluetooth.
Desde que Neuralink comenzó a operar en 2016 viene realizando distintas pruebas que le permitieron perfeccionar el desarrollo de estos chips, tras probar las primeras aplicaciones en ovejas, cerdos y monos. De hecho la start up se volvió viral después de publicar imágenes de demostración de un mono que podía controlar los mandos de un videojuego con la mirada.
Recordemos también que el año pasado Neuralink recorrió los titulares de los portales luego de recaudar 280 millones de dólares en una ronda de financiación de Founders Fund, firma de capital de riesgo creada por Peter Thiel, también fundador de PayPal.
Ahora bien, si bien Musk devolvió al centro de la escena el debate ético-moral-filosófico sobre el uso (o abuso) de la tecnología, en la última década han sido varias las empresas que han probado suerte en el desarrollo de implantes cerebrales con fines similares.
Una de ellas es la compañía estadounidense Blackrock Neurotech, que en 2004 incursionó en el desarrollo de interfaces cerebro-computadoras; otra es Precision Neuroscience, fundada por uno de los directores de Neuralink, también con el objetivo de asistir a personas con parálisis. En Suiza, École Polytechnique consiguió que un hombre en silla de ruedas pudiera dar algunos pasos mediante la colocación de chips electrónicos entre su cerebro y su columna, comunicados a través de los pensamientos.
Mientras hay quienes celebran estos avances como un cambio radical de una era liderada por las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial; otros se enfrentan a dilemas existenciales sobre el uso de estas herramientas. Si la promesa es combatir enfermedades que afectan el cerebro, como la parálisis o la ceguera, ¿todo lo vale?
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