En la obra Neurociencia de la felicidad encontramos un ensayo de Mado Martínez que aporta estrategias y consejos para huir del pesimismo en nuestro proyecto de vida
Por: Manuel García
Siempre he sido muy escéptico con los libros de autoayuda que, desde la New Age hasta nuestros días, se han ido publicando masivamente en nuestro país por muchas editoriales. La pseudociencia ha sido capaz de crear falsas esperanzas en muchos lectores, convirtiendo en verdad científica una serie de falacias inspiradas en el subjetivismo y en una espiritualidad que rebosa la misma superficialidad en sus creencias que las religiones que critica.
En el caso de este trabajo de Mado Martínez, Neurociencia de la felicidad, publicado por Editorial Odeon, asistimos a un breve ensayo con un notable rigor científico, antropológico y periodístico que escapa a ese optimismo santurrón de los trabajos de Bucay o Jodorowsky. Sin mayor intencionalidad que la de compartir experiencias, entrevistas y experiencias personales, la autora desgrana con inteligencia práctica y consejos de andar por casa las causas de la infelicidad y la necesidad de su búsqueda dentro del contexto de nuestras rutinas diarias: “Créeme, aunque sea de día, si estás dentro de un edificio, no estás recibiendo ni el 10% de lo que tu organismo necesita. Los ritmos circadianos se desbarajustan sin luz natural, los niveles de melatonina se vuelven locos, duermes mal, y ya sabes lo que pasa cuando restas calidad al sueño: que te caes por los suelos de cansancio, te estresas, tienes inapetencia sexual y tu estado de ánimo se resiente. ¿Cuál es la solución? Una muy sencilla: Salir a la calle con frecuencia, especialmente si hace buen tiempo” (pág. 117).
Lo positivo de la obra es su sincero compromiso a la hora de exponer que no es tarea fácil lograr esa estabilidad emocional que nos procura la autoestima, sino un trabajo proceloso, de continuo aprendizaje, donde la Psicología y la Medicina aún tienen mucho que decir. La documentación, las reflexiones que derivan de multitud de entrevistas a especialistas, testimonios de enfermos, la propia experiencia de la autora cuando sufrió una grave depresión construyen un ideario realista, con consejos eficaces, que huye del orientalismo como única posibilidad de buscar esa serenidad emocional: “Los estudios científicos del Dr. John Rateau, de la Universidad de Harvard, me dan la razón. Estar en forma es sinónimo de parecer más joven, porque el deporte aeróbico diario retrasa el proceso de envejecimiento hasta en 16 años”. (pág. 110)
Me ha parecido muy interesante esa perspectiva holística de Mado Martínez para afrontar su análisis de la felicidad desde varios ámbitos culturales. Quizá he echado en falta una perspectiva metodológica clara en algunos de sus posicionamientos, pero la utilidad de este breve manual no se aleja de las estrategias que psicólogos y conductistas de nuestro tiempo aconsejan a sus pacientes. Mado Martínez no niega la eficacia de la ciencia, la importancia de la química en la constitución de nuestros intereses culturales, la labor de los psiquiatras, ni la importancia de la educación a la hora de construir una vida con objetivos y proyectos que la alejen del pesimismo. Su libro redunda en una idea que resultará fascinante al lector y es la concepción totalizadora de la felicidad en nuestra vida: “Cerca del 60% de los pacientes enfermos de cáncer a los que se dice que deberán someterse a quimioterapia y se les explica cuáles son los efectos secundarios, empiezan a sentir malestar antes de recibir el tratamiento. Es una cifra muy alta, más de la mitad, lo que da cuenta del elevado nivel de miedo y preocupación que estos pacientes se enfrentan. Es este mismo miedo y preocupación el que juega en su contra. (…) Te puedes morir por sugestión, o más bien de miedo. Dicen que en la vida sólo hay dos emociones, de las cuales se derivan todas las demás: el amor y el miedo. El miedo es muy generoso. Puedes coger tanto como quieras” (pág. 84).
Insiste Mado Martínez en que no hay que confundir la felicidad con el placer, sino que la felicidad debe estar relacionada con un proyecto personal donde los fracasos y los logros se contemplen bajo esa realización personal donde crecimiento, autocrítica y aprendizaje conformen el paradigma de vida plena que cada uno necesitamos. Enhorabuena, Mado.