Hoy en día la palabra "Felicidad" está de moda. No lo vamos a negar. Vivimos en un siglo donde los avances científicos y tecnológicos nos han aportado y nos aportan una gran comodidad. Disponemos de algunas facilidades que nuestros abuelos/as no podrían casi ni creer.
Aun así, las estadísticas sobre el aumento de las enfermedades mentales y sobre los trastornos psicológicos son alarmante. A nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) contempla que unos 700 millones de personas en todo el mundo sufren de desórdenes mentales y neurológicos, 30 millones en Europa y más de 500.000 personas en España.
¿Dónde encuentro la felicidad?
El problema es que el foco de atención, según mi opinión, no está bien orientado. Pensamos que la felicidad está allí a fuera: en nuestras redes sociales, nuestros robots aspiradores, nuestras series y películas... En todo lo que parece que nos hace una vida más fácil y simple. ¿Pero y si la felicidad fuera un estado o una respuesta presente en nuestro cerebro?
Estos mismo avances científicos y tecnológicos nos han permitido generar una serie de herramientas que nos permiten poder estudiar lo que ocurre en el cerebro de una persona en vivo y en directo cuando está enfadado/a, triste, ansioso/a, o por el contrario, en estados de tranquilidad, calma y felicidad.
Estos resultados son de un gran valor porque nos acercan más a los estados naturales que todos podemos sentir para encontrarnos más felices.
Cuando se estudió a través de las técnicas de neuroimagen al hombre más feliz de la tierra, el monje Matthieu Ricard, demostró que su corteza cerebral izquierda (la que concentra las sensaciones placenteras) disponía de mayor actividad que su corteza derecha (la que concentra las sensaciones de tristeza o miedo).
Esto nos indica que quizás la felicidad está más cerca de lo que pensamos. Concretamente la tenemos en nuestra cabeza.
No hace falta que nos volvamos monjes o ascetas, o que nos retiremos a una cueva. Podemos ser cada día un poco más felices si nos enfocamos en conectarnos con todas estas emociones más positivas, a partir de toda clase de ejercicios, rutinas o pautas. Por ejemplo, la psicoterapia es una vía para también ayudarnos a conectarnos con nuestros recursos y fortalezas y a poder también sanar y liberarnos de nuestras emociones más negativas.
A lo mejor sólo hemos de dirigir la mirada hacia nosotros/as, hacia nuestros sentimientos, nuestros pensamientos y decidir querer hacer crecer aquello bueno que todos/as tenemos. Es una cuestión de práctica, pero los beneficios son enormes.
Quizás la auténtica felicidad ya está a nuestra disposición si nos damos el permiso.
Oriol LugoPsicólogo e investigador de la Universidad Ramon Lull de Barcelona
Lutz, A., Greischar, L. L., Rawlings, N. B., Ricard, M., & Davidson, R. J. (2004). Long-term meditators self-induce high-amplitude gamma synchrony during mental practice. Proceedings of the National academy of Sciences of the United States of America, 101(46), 16369-16373.Psicólogo y psicoterapeuta apasionado por la Psicología Positiva. En Valencia y activo online. Me encanta el proceso de enseñar y aprender en cada taller que imparto y de cada persona que conozco. Conoce mucho más Sobre mi