No siempre se puede construir la casa desde los cimientos hasta el tejado. A veces tenemos que saltarnos las normas para hacerlo justamente al revés. Es lo que ocurre con casi cualquier cosa que esté relacionada con nuestro cerebro y es que seguramente el cerebro sea “ese gran desconocido” para nosotros, pero incluso conociendo un porcentaje bajo del funcionamiento del mismo, se van averiguando cosas que permiten avanzar en muchos terrenos.
El neuromarketing es una disciplina compleja que intenta investigar y analizar los procesos del cerebro que justifican nuestras conductas, y como determinados factores influyen en la misma, afectando a la toma de decisiones de individuos y aplicada al marketing, de modo que las empresas puedan entender mejor cuales son las palancas que provocan esta o aquella reacción de los consumidores.
Evidentemente es algo relativamente nuevo, pero existen ya un buen puñado de empresas y de profesionales que son considerados expertos en la aplicación del neuromarketing al ámbito empresarial e incluso encontramos programas en neuromarketing donde se tratan aspectos muy concretos y aplicables al día a día, especialmente a técnicas avanzadas de investigación de mercado que gracias a la explicación ciéntifica de ciertas reacciones a nivel neuronal ayudan a clasificar a los consumidores en base a sus potenciales reacciones y así, poder adaptar las herramientas del marketing a su proceso decisional.
En mi opinión, el éxito de estas nuevas disciplinas está en pasar la barrera de la teoría y poder comprobar científicamente las reacciones en diferentes consumidores a un mismo tipo de estímulo. No hace mucho me contó un amigo un proyecto que estaban llevando en su antigua empresa por la que con una herramienta de “eye-tracking” analizaban los movimientos del ojo humano al pasar por un lineal de un retailer, para comprobar de esa forma si existía algún tipo de “norma” de comportamiento o si el recorrido del ojo del consumidor se dejaba influenciar por determinados cambios en el lineal.
Hoy en día se habla mucho del poder de la marca y de lo que estas transmiten a los consumidores y público en general. Igual que Coca-Cola ha conseguido que se asocie su marca con felicidad (y eso no ha sido ni mucho menos casual, sino fruto de muchos años de insistencia por parte de las altas esferas de Atlanta) muchas otras marcas intentan avanzar en el conocimiento de la mente del consumidor y cómo este puede manifestar preferencias “subjetivas” por unas marcas u otras en base a lo que su cerebro ha almacenado y clasificado sobre las mismas.
Como en casi todo, solo los mejores preparados y los que antes se adapten a las nuevas formas de entender a los consumidores tendrán éxito, así que si quieres formarte cursando un master en neuromarketing, seguramente tu o tu empresa estén mejor posicionados que otros en las nuevas técnicas de investigación de mercado