Revista Educación

Neveras sin compromiso

Por Siempreenmedio @Siempreblog
http://www.icex.es

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Como buena soltera sin hijos mi nevera pasa mucho tiempo con sólo cerveza y yogures caducados. Cuando me da por comprar un brócoli, una zanahoria o un pimiento enlazo sin querer varias fiestas/cenas/almuerzos seguidos y cuando vuelvo a abrir mi refrigerador su interior parece una placa de Petri. Sí, sí, una de esas en las que Fleming descubrió la penicilina y en las que yo solo veo moho verde y hediondo.

Las familias unipersonales (como parece que nos llaman ahora) tenemos mucho producto caducado en casa que, como no puede ser de otra manera, nos comemos sin pudor siguiendo la premisa de “la comida no se tira”. Muchas veces lo he discutido con mi madre: “¡Mamá yo me como los yogures caducados y nunca me ha pasado nada!”. Sin embargo, no le resulta un argumento muy convincente, espero que la decisión el gobierno de retirar la fecha de caducidad de estos lácteos le haga ver que tengo razón.

Lo de la fecha de caducidad es un engaño para obligarnos a comprar antes, estoy convencida. Otro ejemplo lo encontramos en los huevos. Desde que decidieron tatuarlos a todos siempre me los como pasados de fecha. Yo lo que me pregunto es si cuando era una niña sabíamos cuando un huevo estaba estropeado y cuando no, ¿por qué ahora tenemos que hacer caso de las indicaciones del fabricante? Yo sigo con el método tradicional, los abro y si huelen mal los tiro, si no, a la sartén.


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